Y las tomas a diario
Esta sustancia tóxica está presente en algunos alimentos. No hay por qué dejar de comerlos, pero quizá sea buena idea limitar su consumo
Bien sea porque está presente de forma natural o bien por su presencia en pesticidas y fertilizantes, lo cierto es que el arsénico se ha convertido en una presencia poco gratificante en nuestra dieta. Este metal pesado es altamente tóxico y el problema con el que nos encontramos en la actualidad es que, a través de la dieta, podemos tener una cierta exposición. Es la conclusión de un reciente estudio de la Universidad de Dartmouth, que indica que se encuentra en pequeñas dosis en según que alimentos que, aunque no son mortales, sí que pueden conducir a problemas en el largo plazo. Lo peor de todo es que los cinco alimentos señalados forman parte de nuestra dieta de manera habitual. Son estos:
Atún. Ojo con pescados como el salmón, la caballa, el pez espada o, sí, el atún que tomamos enlatado. El arsénico existe de forma natural en el mar y esto hace que las personas que toman estos pescados una vez a la semana tengan un 7,4% más de nivel de arsénico que aquellos que los comen menos de una vez al mes. Los expertos recomiendan limitar su consumo.
Coles de bruselas. Sí, indudablemente se trata de un vegetal que está considerado muy sano, pero no es menos cierto que el arsénico presente en la tierra se ve atraído por el contenido en sulfuro que tienen las coles de bruselas. Lo mismo sucede con otros crucíferos como el kale o el brócoli. Según el estudio anteriormente mencionado, los niveles de arsénico detectado en aquellos que comen habitualmente coles de bruselas fueron un 10,4% más altos que en aquellos que no las comen nunca o menos de una vez al mes.
Arroz. Aunque este estudio no se haya centrado en este alimento básico, lo cierto es que los niveles de arsénico del arroz ya habían sido señalados en ocasiones anteriores. Los resultados demuestran que las personas que comen más arroz suelen tener más exposición a arsénico que aquellas que no lo hacen. No obstante, hay un truco para tratar de cocinar el arroz sin tanta presencia de este metal pesado.
Pollo. Lo que sucede con la carne de este animal es que los pollos suelen estar alimentados con comida que contiene medicamentos con presencia de arsénicos. No obstante, todos aquellos que consuman carne de pollo ecológico, al que no se le proporciona este aditivo, estarían libres de que el arsénico pase a su cuerpo.
Cerveza (y vino). Según el estudio de Dartmouth, los hombres que tomaban al menos dos cervezas y medio al día tenían un 30% más de niveles de arsénico que aquellos que no las bebían. En el caso de las mujeres, las que tomaban entre cinco y seis copas de vino a la semana tenían un 20% más que las que no lo tomaban. El problema está en un material de filtrado que se utiliza en su elaboración y que contiene arsénico.