Nos lo suelen recomendar
Aunque llevemos escuchándolo toda la vida, es una táctica que solo nos intoxica más: la resaca llega después, ampliada y mejorada. Así que mejor qu eno.
Es una de las frases que comenzamos a escuchar desde jóvenes y que nos acompaña siempre. Te levantas con el estómago del revés, la boca seca y la cabeza espesa. En resumen, tienes resaca y alguien te viene con la historia de que te tomes una cerveza, "que eso te quita la resaca".
Bien, ¿qué hay de cierto en esto? Para comenzar, debemos aclarar por qué nos emborrachamos. Resulta que el alcohol, al entrar en nuestro organismo, como compuesto químico que es, comienza a generar toda una serie de procesos. El alcohol etílico o etanol afecta a las neuronas, por lo que nos cuesta más pensar. Además, hay una parte de ese etanol que se transforma en acetaldehído, un tóxico que reduce los niveles de determinada vitaminas y que nos hace más torpes de lo habitual. Vamos, que nos intoxicamos, mientras nos deshinbimos y demás.
Llegamos a la mañana después y la resaca hace su aparición. Aún no se sabe exactamente qué es ese estado tan desagradable que trae consigo la "noche alegre" convertida ahora en "mañana triste", pero sí lo que trae consigo: un cuadro de malestar general que no nos quitamos ni a tiros.
En este contexto, ¿qué tal nos va una cerveza? El efecto euforizante y anestésico del alcohol, plasmado aquí en una caña, puede ayudarnos momentáneamente. Es decir, estamos emborrachándonos de nuevo, con lo que el malestar provocado por la primera curda desaparece momentáneamente… pero solo para volver multiplicado después. Una cañita nos ayudará en un primer momento, pero a medio plazo lo único que hará será aumentar el alcohol que tenemos en el cuerpo y que debemos ir expulsando poco a poco. La única solución es tener paciencia.
Lo que sí podemos ir haciendo es tomar agua para evitar la deshidratación, uno de los síntomas resacosos más claros. Al mismo tiempo, un ibuprofeno también puede echar un cable. ¿Por qué? Porque es un antiinflamatorio que ayudará a aliviar los dolores de cabeza que nos pueden surgir después de una noche de desenfreno. La cañita, aunque pueda parecer una solución deseable (la más deseable, seguramente), no, no es la mejor opción.