A TENER EN CUENTA
A pesar de ser uno de los clásicos, no existe una receta única para elaborar la tortilla de patatas perfecta, pues todo el mundo la hace a su estilo. Eso no significa que nuestra forma de cocinarla y hasta de consumirla sea la mejor, pues la ciencia a veces debe darnos toques de atención para mejorar nuestros hábitos.
Probablemente, uno de los platos más consumidos y queridos de nuestra gastronomía, pero a la vez, uno de los que más discusiones provoca. Encontrar un término medio es imposible porque cada uno sueña con zamparse una tortilla de patatas perfecta a su gusto.
Por un lado, están los que se aferran a la versión clásica y la más conocida: la tortilla, con cebolla. Por otro lado, están los que no la pueden ni ver y deciden no usarla por temor a arruinar la tortilla. Este es, sin duda, el mayor dilema gastronómico que tenemos los españoles, pero la tortilla aún da más juego. Los hay que la prefieren completamente cuajada y los que no quieren ni que el huevo note el calor del fuego: mejor líquida.
Y para echar más leña al fuego, también podemos hablar sobre su temperatura. ¿Te la comes fría o la prefieres caliente?
¿Cuál es la mejor forma de comer la tortilla de patatas?
Para dar respuesta a esta pregunta no valen opiniones personales, necesitamos hechos objetivos. Basándonos en lo que dice la ciencia, la respuesta es muy clara: caliente. ¿Por qué es así? Todo tiene que ver con la composición de la patata. Sabemos que es una hortaliza cargada de almidón, un hidrato de carbono que nos llena de energía.
Aunque la tortilla está buena y es apetecible en cualquier momento, el almidón de la patata no tiene el mismo efecto cuando la temperatura cambia. En una tortilla caliente, los expertos cuentan que se altera la estructura molecular del componente y la amilosa -una molécula linear del almidón- se gelatiniza.
Cuando la consumimos en frío, el almidón pierde hidratación y se compacta en lugar de gelatinizarse. Por ese motivo, comerla a esta temperatura puede provocarnos una digestión mucho más larga y pesada. Así que ya sabes, esta discusión ya tiene respuesta.
La tortilla, ¿mejor cuajada o cruda?
Abrimos otro melón. En la actualidad, ya podemos hablar de una moda extendida en muchos establecimientos, la de hacer las tortillas crudas, algo que parece gustar bastante a la gente. ¿Pero es realmente bueno? Como sabrás, el huevo puede contener Salmonella, una bacteria con la que nos podemos intoxicar y padecer salmonelosis.
Según dicta la ciencia, para eliminar el bicho de este alimento, debemos cocinar el huevo a unos 70º, temperatura a la que no llega ni por asomo si mantenemos poco rato la tortilla en el fuego. Así pues, se ha convertido en una tendencia un tanto peligrosa, ya que realmente no estamos cocinando el huevo y la bacteria puede seguir ahí.
La próxima vez que decidas ingerirla así ve con cuidado. Los expertos recomiendan sustituir el huevo por ovoproductos -derivados del huevo que han sido tratados para reducir la posibilidad de intoxicación- si realmente preferimos comerla sin cuajar.
Trucos para conseguir la tortilla de patatas perfecta
Tras estos puntos, si eres una auténtica cocinillas y crees que la tortilla de patatas te sale ideal, ha llegado el momento de que te pongas a prueba y veas si realmente lo haces todo bien o aún puedes mejorar un pelín tu tortilla.
Entre las más de 100 variedades de patata que se cultivan en España, sin duda, la más acertada para hacer esta receta es la Monalisa. Es perfecta por la cantidad de almidón que contiene y por lo crujientes que quedan las patatas.
Durante el cocinado, cuando tengas listas las patatas y los huevos batidos, mézclalos y deja que reposen unos minutos. De esta forma, conseguiremos que todos los sabores se integren mucho mejor y obtendremos una tortilla mucho más suculenta.
Y, por último, no te olvides de usar un buen aceite de oliva virgen extra para que el gusto de tus patatas se intensifique y cocina la tortilla a fuego medio para que se cuaje uniformemente.