EXCELENTE RELACIÓN CALIDAD-PRECIO

La Cacharrería, tapear entre reliquias ‘vintage’ en Cáceres

En esta tapería, ubicada en la zona monumental de la ciudad, no solo se come de primera, sino que, además, se puede curiosear entre las antigüedades que allí se exponen.

La Cacharrería, cuna del tapeo en un entorno retroCocinatis

Cáceres es una ciudad en la que el tapeo está inscrito en su ADN. Muy con el signo de los tiempos, los locales en los que tomar algo de manera informal (“al medio”, como dirían en la ciudad) se han hecho fuertes en detrimento de los restaurantes más clasicones. Para entrar en muchos de ellos hay que hacer incluso cola.

Es el caso de La Cacharrería, donde tienen clara la fórmula: tapeo imaginativo basado en el excelente producto de la zona, precios ajustados y un entorno pintoresco a medio camino entre un anticuario y un bar de toda la vida.

En plena zona antigua, un sábado por la noche hay que esperar no menos de media hora para poder acodarse en una de sus mesas altas con taburetes. No obstante, esos 30 minutos se pueden aprovechar de manera agradable, tomando una cerveza o un vino en la zona anterior a la entrada, un refugio de piedra del calor cacereño que llega con más antelación que en casi cualquier otra ciudad española.

La carta ofrece apuestas seguras, platos que han ido surgiendo de los fogones de La Cacharrería y que, tras convencer al respetable, se han quedado en el menú fijo. Son muy buenas y curiosas las croquetas de patatera y dátiles. La morcilla patatera es un embutido cacereño que puede prepararse de múltiples maneras: en versión picante, no picante, ahumada… Mezclada con la bechamel, la tiñe de un color anaranjado que pica en el paladar, aunque con el efecto mitigado por el dulzor de los dátiles.

También recomendable es el salmorejo que sirven, perfectamente logrado en cuanto a textura. Viene con su huevo cocido y su jamón de la zona. Sabroso y con un buen chorretón de aceite de oliva, es un 'must' de La Cacharrería. Nueve de cada diez mesas lo piden y lo saborean. De la zona es también el solomillo de cerdo que sirven con un mousse de patata. Un ejemplo de una tapa que apenas necesita intervención para resultar sabrosa. A veces, el producto habla por sí solo.

Hay que estar atento a las recomendaciones fuera de carta, como en el caso del bacalao con morcilla de Guadalupe. Extremadura y Portugal son el reino del bacalao, que aquí aparece muy bien acompañado, en un plato mar y montaña, donde, efectivamente el truco está en unirlo todo y llevárselo al buche. El plato también lleva unas judías pintas, para acabar de darle carácter, casi casi, de guiso.

El resto de la carta oferta platos igualmente bien elaborados y que pican de otras latitudes, como el carpaccio de atún coronado por makis de arroz, concesión a la fiebre japonesa o el fantástico guacamole que llega a la mesa en una copa alta, rodeada de nachos, guiño a la gastronomía mexicana.

Mención aparte merecen los espectaculares postres, entre los que no hay ningún fallo. Es fantástico el flan de torta del casar, por su textura y porque el queso, pese a su sabor potente y persistente, está tan bien tratado que el postre no deja en ningún momento de ser dulce.

Para acompañar, vinos por copas y por botella con una o dos referencias por cada denominación que se venden a precios ajustados. El resultado es una cuenta en la que hay que ponerle mucho empeño para pasar de los 15 € por cabeza, teniendo en cuenta que el precio medio de cada tapa oscila entre los 4 y los 6 €. Así, es normal que antes de irnos nos demos una vuelta por el local para interesarnos por un conjunto de platos, una lámpara antigua o incluso un mueble oriental. “Aquí todo se vende”, nos recuerdan los camareros.

La Cacharrería. Orellana, 1. Cáceres. Teléfono: 615 21 27 50. Precio medio: 15 €.

Pista Cocinatis: Si se va a cenar recomendamos no ir muy tarde: hay cosas que se acaban. Si queremos tomar una copa, está al lado el Aldana, ubicado en el mismo edificio histórico cacereño.