No te cortes con la pasta

Este es el truco DEFINITIVO para comer pasta sin que te engorde tanto

Amigos de la pasta, estáis de enhorabuena. Veréis, amigos, resulta que hay una gurú por ahí que nos ha dado un truco para comer pasta sin que se nos ponga en las cartucheras.

Hola, aficionados a los milagros y a las cosas imposibles. Sé que tenéis varias cosas entre vuestras peticiones al altísimo. Que el Atleti gane la Champions, que España gane Eurovisión y que, en resumen, que la pasta no os engorde. Pues bien, sobre las dos primeras peticiones no podemos aseguraros NADA, pero con la pasta tenemos ua solución. Una que funciona, aparentemente.

Ojito, porque no tiene nada que ver ni con versiones hechas a partir de calabacín (que podría ser y que tiene truco porque eso ya no es pasta) ni con cambiar las opciones refinadas por integrales (otro truqui que tampoco os vamos a vender como novedad). De lo que se trata es de una combinación de nutrientes que, aparentemente distraen, por así decirlo, a nuestro cuerpo de los hidratos de carbono que lleva la pasta.

Pastaca al salmón, la solución. | Flickr

La clave la ha dado Laura Cipullo, autora del libro The Women's Health Body Clock Diet. Por lo visto, su solución a todo este embrollo de la pasta es que la acompañemos de una proteína magra como salmón o pavo. De esta manera, reduciremos el índice glucémico. ¿Cómo funciona? Al parecer, al enfrentarse a esta combinación de elementos, nuestro corpachón serrano se centra en lo proteínico y deja de lado el hidrato de carbono que acaba convirtiéndose en azúcar. Dicho de otra manera, prioriza sintetizar la proteína.

La verdad es que este truco nos ha dejado con el culo torcido. Se nos ocurre que quizá funcione, eso no lo vamos a negar, pero también que, a lo mejor, lo que ocurre simplemente es que la pasta engorda menos porque lo que la acompaña engorda menos. Simple y llanamente. Es decir, que siempre va a ser mejor tomarla con atún que con una falsa carbonara hecha con bacon y nata. Eh, pero esto no quiere decir que no nos fiemos de la señorita Cipullo, solo que, bueno, somos personas desconfiadas por naturaleza. Dicho esto, perdemos el culo por probar el truco.

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