Y presume de manos
No te muerdes las uñas, y aún así no hay manera de tenerlas largas y bien cuidadas. Cuando parece que consigues tenerlas arregladas, ¡zas!, se te rompen tres en dos días.
Tener las uñas frágiles y quebradizas es un problema muy común, que tiene que ver también con algunos hábitos de los que a menudo apenas somos conscientes que contribuyen a empeorar su estado: tenerlas en remojo más de lo conveniente o meternos el dedo en la boca como gesto inconsciente son algunos de los hábitos que hacen que se nos estén rompiendo. La buena noticia es que si adquieres algunos hábitos e incorporas algunos truquitos caseros tus uñas van a mejorar enseguida. Toma nota:
Guantes, por favor
Para fregar, aunque sean dos cucharillas, y si es necesario también en la ducha y la bañera (sobre todo si eres de esas que necesitan su baño periódico para relajarse y, además, te eternizas en él), usa siempre guantes. En el mercado existen algunos modelos muy finos y manejables, y aunque al principio es probable que te cueste acostumbrarte, pronto no podrás vivir sin ellos. Si practicas natación y no te queda más remedio que tener siempre tus uñas en remojo, acostúmbrate a llevarlas siempre cortas.
La medida exacta
No las dejes excesivamente largas, pues estarán mucho más expuestas a las roturas y, además, te molestarán a la hora de hacer tus quehaceres, especialmente si trabajas con el ordenador.
Protégelas con un esmalte transparente
Existen numerosas opciones en el mercado para proteger tus uñas con una capa de esmalte transparente o endurecedor de uñas que tiene que convertirse en un básico, tanto como la crema hidratante o el desodorante. Acostúmbrate a aplicarlo más o menos una vez por semana, y en cuanto empiece a caerse, retirarlo por completo y volver a aplicarlo. Es una garantía para proteger tus uñas de los ataques externos. Úsalo también antes o después del esmalte de color, cuando las pintes.
Mantenlas hidratadas
Para ello, una buena opción es remojarlas en aceite de almendra (también puedes optar por el de oliva o de coco, si lo prefieres) durante 15 minutos al menos una vez a la semana. Gracias al aceite se suavizarán las cutículas y tus uñas tendrán mejor aspecto, y además estarán más hidratadas y suaves, y no excesivamente duras, que es cuando acaban por romperse. No olvides que una correcta hidratación pasa también por tener las manos siempre bien hidratadas, así que no olvides ponerte crema al menos una vez al día.
Una buena dieta
Una alimentación equilibrada es fundamental para garantizar el buen estado de tus uñas. Asegúrate de que el aporte de proteína, hierro, ácidos grasos, calcio y vitaminas A y B sea el adecuado. Carnes rojas, legumbres, verduras de hoja verde, aguacate, aceite de oliva, frutos secos, lácteos, soja y derivados… son buenas fuentes de estos nutrientes que protegerán nuestras uñas.
Usa buenos productos
Tanto los esmaltes baratos como los quitaesmaltes con acetona van a acabar estropeando nuestras uñas tanto a corto como a medio plazo. Un esmalte económico va a ser pan para hoy y hambre para mañana, pues no solo nos durará menos, sino que nos obligará, en consecuencia, a retirarlo con quitaesmalte y volver a pintarlas enseguida, de manera que estaremos aplicando productos químicos agresivos a nuestras uñas y estas se irán volviendo más y más quebradizas. Asegúrate, además, de aplicar dos capas de esmalte de color para que se fije mejor y dure más.
El poder del ajo
El ajo es el mejor aliado para tus uñas: no solo las fortalece, sino que previene la aparición de hongos e infecciones. Por ello, es interesante que aproveches estas propiedades y te prepares una mascarilla de ajo que puedes aplicar sin problema un par de veces por semana, aunque si te da pereza basta con que frotes sobre las uñas un diente de ajo antes de ir a dormir y lo dejes actuar durante la noche. Nuestra recomendación es, sin embargo, que te prepares un esmalte casero a base de ajo que actúe como mascarilla. Machaca dos dientes de ajo en un mortero hasta que queden perfectamente triturados y mézclalos con una cucharadita de aceite de oliva y esmalte endurecedor. Deja macerar la mezcla una semana y, cuando esté lista, aplícala un par de veces por semana antes de ir a dormir, y retírala por la mañana. ¡Verás como notas los resultados!