CUIDA TU PIEL
Mantener limpia e intacta nuestra piel no es tarea fácil. Para una buena rutina de cuidado facial se deben cumplir entre siete y ocho pasos con sus respectivos productos.
Con solo lavar nuestro rostro un par de veces al día y aplicar una crema hidratante no lo tenemos todo hecho. Lo cierto es que, para mantener una buena rutina de cuidado facial, necesitamos tiempo, ganas y mucha información.
Dentro del proceso recomendado, la exfoliación es uno de los pasos más importantes, ya que con la técnica limpiamos a fondo la dermis. De todas formas, es esencial saber qué proceso seguir y qué técnica emplear.
Entre los tipos de exfoliantes que existen, se encuentran los mecánicos y los químicos. La exfoliación química es la que se ejerce, por ejemplo, con sérums o cremas hidratantes, productos que, a diferencia de los mecánicos, no tenemos que frotar ni dejar actuar para que hagan efecto. Precisamente, el componente principal de los químicos son los ácidos AHA.
Para qué sirven los ácidos AHA
Alfa hidroxiácidos es el nombre completo de estos componentes. Se trata de moléculas ácidas que tienen un importante efecto en nuestra epidermis. En concreto, se encargan de limpiar el rostro, eliminando las células muertas de la primera capa para que estas se renueven de una forma mucho más sana y eficaz.
Este tipo de ácidos son solubles en agua y los podemos encontrar en una gran cantidad de productos de belleza, aunque no solo existe un único tipo. A los ácidos AHA debemos añadir los beta hidroxiácidos (BHA) y los polihidroxiácidos (PHA).
Ácidos BHA y ácidos PHA
Los BHA son solubles en aceite y también actúan sobre la piel, aunque su efecto limpiador es mucho más profundo. Tienen la capacidad de introducirse en los poros, liberándolos de impurezas y suciedad, como los temidos puntos negros. Por ese motivo, se recomienda su uso en pieles grasas.
Por otro lado, los productos con PHA son solubles tanto en aceite como en agua y son muy recomendados para las pieles sensibles, ya que las partículas que componen estos ácidos tienen un tamaño mayor y su capacidad de impacto en la piel es menor.
Qué tipo de ácidos AHA existen
El origen de estas partículas se encuentra en algunos productos naturales. Los ácidos más comunes son los ácidos glicólicos provenientes de la caña de azúcar, cuya exfoliación es muy eficaz y ayudan en la prevención del acné.
También existen los tartáricos, que se extraen de las uvas, ácidos recomendados para sanar los efectos del sol sobre nuestra epidermis; o los mandélicos, que provienen de las almendras y tienen un efecto antibacteriano. Así pues, según nuestro objetivo, deberemos elegir un producto con un ácido u otro según el fin que busquemos.
Beneficios de los ácidos AHA para la piel
Como todo producto de cuidado facial, recurrimos a ellos con la intención de mejorar y/o mantener la apariencia, sobre todo teniendo en cuenta el impacto que tienen los efectos de los agentes externos como el sol y del paso del tiempo.
Con los años, nuestra piel cambia y a las células les cuesta más renovarse. Ahí es cuando empiezan a brotar las arrugas y aparecen otros signos de la edad. Exfoliando nuestra piel con ácidos AHA podemos ayudar a reducir esas líneas de expresión o, al menos, a retrasar su aparición.
Otro parámetro beneficioso es el impulso de la producción de colágeno, aspecto que nos ayuda a mantener un rostro firme; además de iluminar la piel y mantener una textura más gustosa y uniforme, reduciendo manchas y protuberancias.