EVITA PROBLEMAS
De ricino, de coco, de argán, de rosa mosqueta o de aceite de oliva. Puede parecer una buena idea de tratamiento, pero en este artículo te explicamos por qué no debes usarlo.
"Los ojos son el espejo del alma", dicen. Y para conseguir una mirada directa, penetrante y clara, muchas de nosotras optamos por cuidar con sumo detalle cada uno de los productos que nos aplicamos.
Probamos diferentes técnicas para cuidar nuestras cejas, estudiamos cómo depilarlas, peinarlas y fijarlas para que queden perfectas a lo largo de la jornada. Lo mismo hacemos con las pestañas, probamos diversos productos hasta conseguir la máscara de pestañas ideal para nuestro espesor, longitud y curvatura.
Puede que, incluso, busquemos los tratamientos más novedosos para conseguir lucir esas pestañas que tanto ansiamos, pero no debemos caer en el error de aplicar según que productos por muy naturales que sean.
Los aceites son contraproducentes
Mantener las pestañas hidratadas y lo suficientemente nutridas es fundamental para que esos pelos que forman las cortinas de nuestros ojos tengan el aspecto que esperamos; sin embargo, los aceites no son la mejor opción.
Rechaza tratamientos que se basen en la aplicación de aceite de ricino, de coco, de oliva, de argán o de rosa mosqueta en las pestañas. El párpado tiene que estar siempre completamente limpio de grasas porque estas pueden causar blefaritis y la aparición de miliums.
¿Qué es la blefaritis?
Según la Academia Americana de Oftalmología, la blefaritis es la inflamación de los bordes de los párpados debido a la obstrucción de las glándulas sebáceas cerca de la base de las pestañas. Esta afección causa irritación y enrojecimiento de la zona y suele ser muy molesto para quien la padece, además de antiestética.
Algunos de los síntomas más comunes son los párpados de aspecto grasoso, enrojecidos e hinchados, descamación en la piel del contorno, ojos rojos, llorosos, irritados y con mayor sensibilidad a la luz, visión borrosa y costras en las pestañas.
La mejor manera de tratarla es llevando una higiene escrupulosa, haciendo un buen lavado de los párpados con agua tibia, frotando suavemente con una toalla sin fibras durante 15 segundos. Se puede encontrar alivio aplicando durante un par de minutos compresas de agua tibia y, si los síntomas no mejoran, lo más inteligente es acudir al oftalmólogo para que haga un examen y recete un tratamiento concreto a base de gotas o antibióticos.
¿Por qué salen los miliums?
Los miliums son esos pequeños -de entre 1 y 3 milímetros- quistes de color blanco o amarillento que suelen salir en el contorno de los ojos -y en ocasiones en los brazos y el tronco-.
Aparecen cuando la queratina o las células de la piel muerta se quedan atrapadas bajo la superficie de la piel, se unen y forman quistes firmes que no se pueden quitar pellizcando, raspando, tocando o intentando extraerlos a la fuerza como si de un grano se tratase.
El método más recomendable para decirle adiós definitivamente a estas protuberancias es a través de la exfoliación, y si eso no resulta, lo mejor es que un dermatólogo te someta a una extracción con una aguja hipodérmica.