MÁS QUE UN FRASCO
El frasco de cada uno de tus cosméticos es mucho más que un envoltorio bonito para exponer en la estantería del baño. Estos envases tienen la función de proteger los ingredientes de los factores externos.
¿Alguna vez te has comprado esa crema facial de la que todo el mundo hablaba, la has colocado en tu estantería del baño cual trofeo y, semanas después, has notado que ya no tiene el mismo efecto? Muchas veces el problema no está en la fórmula, sino en el envase.
Elegir un buen cosmético no solo depende de sus ingredientes o de lo bien que hablen de él, sino también del envase que lo contiene. Este aspecto puede parecer secundario, pero es crucial para garantizar la calidad y efectividad del producto. Aquí te explicamos, con la ayuda de expertas en el campo, en qué debes fijarte para saber si el envase de un cosmético es adecuado.
Detrás de cada envase de cosmético, hay más que solo estética. "La calidad del envase es fundamental para garantizar la calidad y efectividad del producto", comenta Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga en Byoode. Los envases no solo protegen la fórmula de factores externos como la luz, el aire y la temperatura, sino que también mantienen la estabilidad de los ingredientes activos.
Mireia Fernández, directora de dermocosmética de Omorovicza, añade que muchos ingredientes en cosméticos son altamente inestables. "Estos ingredientes pueden perder efectividad o incluso descomponerse cuando se exponen al medio ambiente", explica. Por lo tanto, un buen envase es esencial para preservar la integridad de la fórmula.
Raquel González, directora técnica de Perricone MD, señala que en según qué envases los activos pueden oxidarse o perder efectividad. "Esto puede traducirse en un cosmético ineficaz o, peor aún, que cause efectos indeseados en la piel", advierte. Algunos de estos efectos negativos pueden incluir envejecimiento acelerado o hipersensibilidades cutáneas.
Los envases están diseñados para proteger las fórmulas del aire, la luz y la temperatura, los tres factores que más influyen en la estabilidad del producto. "La luz tiende a oxidar determinados activos como la vitamina C o a desactivar otros como el retinol", explica Estefanía Nieto, directora de dermocosmética de Medik8. Además, las temperaturas extremas pueden corromper o desactivar ingredientes activos.
El aire también puede desestabilizar la fórmula debido a las partículas en suspensión como el polvo y la contaminación. Isabel Reverte, directora de dermocosmética de Ambari, subraya la importancia de evitar la exposición al aire para mantener la fórmula estable.
Para evitar la degradación de los ingredientes, muchos envases están diseñados específicamente para bloquear la luz y el aire. "Muchas firmas pintan los envases para opacar y proteger la fórmula de la radiación", explica Sonia Ferreiro. Otras utilizan vidrio ámbar para una mayor protección contra la luz y el sobrecalentamiento.
Los envases airless, que no permiten la entrada de aire, son esenciales para productos con ingredientes muy inestables como el retinal. "Estos envases aseguran la longevidad del producto al evitar la entrada de aire y luz", comenta Estefanía Nieto.
No todos los productos requieren envases opacos o airless. "Preocúpate solo si los ingredientes se desestabilizan fácilmente, como la vitamina C, ciertos ácidos exfoliantes o retinoides", aconseja Ana Yuste, asesora facial de Pure Niche Lab. En productos como tónicos o sueros de ácido hialurónico, los envases transparentes suelen ser adecuados.
Sea como fuere, recuerda que es crucial mantener los productos en su envase original, especialmente durante viajes. "Trasladar un cosmético a un envase no adecuado puede exponerlo al aire, la luz y bacterias, alterando su estabilidad y seguridad", advierte Mireia Fernández.