BELLEZA EQUILIBRADA
El término de armonización facial ha llegado para quedarse. Desde hace unos años es frecuente que se haga referencia a este término cuando hablamos de tratamientos estéticos, y es que todo lo armónico y equilibrado es sinónimo de bienestar y de belleza. Y es eso lo que buscamos con la estética actual y moderna.
¿Qué significa la armonía facial? ¿Cómo es un rostro armónico? Y sobre todo, ¿cómo podemos lograr la deseada armonía facial? Continúa leyendo si quieres encontrar las respuestas.
Para comprender estos conceptos debemos saber que el rostro se divide anatómicamente en tres tercios o porciones.
El tercio superior es aquel comprendido entre la implantación del cabello hasta el ángulo externo del ojo; es decir, incluye la frente, la sien, las patas de gallo y el entrecejo.
El tercio medio comprende desde el ángulo externo del ojo hasta la punta de la nariz; por lo tanto, incluye las ojeras, los pómulos y la nariz.
Por último, el tercio inferior es aquel que se extiende desde la zona inferior de la nariz hasta el inicio del cuello; es decir, incluye la zona peri-oral, los surcos naso-genianos, los labios, el mentón y la mandíbula.
Se puede considerar un rostro armónico cuando los tres tercios tienen proporciones similares. Por ejemplo, en casos de retrognatia - mentón retraído y deficiente-, el rostro se verá desproporcionado con un volumen mucho mayor en la zona media (nariz) y con los años suelen aparecer arrugas importantes en la zona peri-oral por el esfuerzo del músculo mentoniano que no tiene el adecuado soporte óseo.
También es frecuente observar rostros con pómulos muy aplanados que hacen que se luzca una cara aplanada con una apariencia de cansancio y envejecimiento precoz.
Estos déficits óseos pueden ser congénitos o adquirirse durante la vejez y pueden corregirse con rellenos de ácido hialurónico. En el caso de pómulos hundidos, el empleo de neuromoduladores también hace que se luzca más armónica la mirada al suavizar las arrugas de expresión.
Cuando hacemos referencia a los labios, el labio superior debería ser un tercio y el inferior dos tercios del total de estos; es decir, son armónicos cuando el labio inferior es un poco más grueso que el superior. También puede ocurrir que los labios sean proporcionalmente muy finos al resto de los tercios, por ejemplo, con una nariz muy prominente, esto también puede corregirse con ácido hialurónico.
Otro concepto que afecta la armonía facial es la inversión del triángulo anatómico de la juventud. En las mujeres, durante la juventud, el rostro podría decirse que es un triángulo invertido donde la mayor cantidad de volumen se encuentra en el tercio medio, en los pómulos.
Con el paso de los años, la pérdida de tejidos grasos profundos y la reabsorción ósea conllevan a caída de los tejidos y a tener un aspecto de triángulo con la base en el tercio inferior, con flacidez y piel sobrante en los surcos naso-genianos, el área peri-oral y la mandíbula, que en ocasiones se desdibuja incluso el límite con el cuello. Este proceso del envejecimiento también conlleva a un rostro desproporcionado y que no luce armónico.
Este efecto mencionado podría corregirse en etapas tempranas y preferiblemente de forma progresiva con ácido hialurónico, inductores de colágeno y el empleo de dispositivos que produzcan firmeza de la piel. En casos avanzados, la mejor opción podría ser recurrir a la cirugía.
Otro ejemplo de causas que alteran la armonía facial podría ser la sonrisa gingival o ciertas asimetrías faciales, que en muchos casos pueden corregirse con neuromoduladores y rellenos de ácido hialurónico.
En conclusión, si al mirarte al espejo sientes que tu rostro no luce armónico o que tienes cara de cansancio, o haces un esfuerzo en cerrar los labios, o muestras más los dientes y las encías al sonreír de lo que te gustaría, te recomiendo consultes a tu médico especialista en estética para buscar una solución y que te sientas más cómoda con un rostro armónico.