UN BUEN DESCANSO
Descubre cómo los ritmos circadianos influyen en la regeneración nocturna de la piel y qué factores pueden alterar este proceso natural, impidiendo su descanso adecuado y generando problemas como el envejecimiento prematuro o el acné.
¿Te has despertado alguna vez con la sensación de que tu rostro está más apagado a pesar de haber dormido lo suficiente? Esto puede deberse a un mal descanso de tu piel. Igual que el resto de órganos de nuestro cuerpo, la dermis necesita de un ciclo nocturno reparador para regenerarse y mantenerse sana. Sin embargo, factores como el uso excesivo de pantallas, el estrés o incluso la mala higiene del entorno pueden alterar este proceso y provocar lo que se conoce como insomnio de la piel. Pero, ¿qué es exactamente este insomnio cutáneo y cómo podemos combatirlo?
El insomnio en la piel se asemeja al insomnio que todos conocemos y tememos: si no dormimos bien, nos levantamos sin energía. La piel, de igual modo, muestra signos de cansancio. Lara González, de Byoode, lo define como la falta de descanso adecuado de la piel durante la noche, lo que impide una regeneración efectiva. Esta falta de renovación se traduce en un rostro apagado y propenso a problemas cutáneos.
Como explica Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de la firma Perricone MD, "los ritmos circadianos son los procesos de renovación de natural de la piel. Es decir, la piel aprovecha las horas de sueño para regenerarse a nivel celular y recuperarse de la exposición a los agresores del día anterior, como la contaminación o la radiación solar, entre otros". Dicho de forma más simple: "es como si la piel ejerciera dos funciones durante el día: por la mañana se pone en modo escudo y, por la noche, se renueva".
El principal desencadenante es el propio insomnio humano. Estefanía Nieto, de Medik8, comenta que "no dormir bien interfiere en el ciclo circadiano de la piel". Otros factores incluyen la luz azul de los dispositivos móviles, que no solo perturba el sueño, sino que también daña la piel. Mireia Fernández, de Boutijour, explica: "La luz azul desencadena radicales libres que aceleran el envejecimiento".
El estrés y la higiene de la almohada, por ejemplo, también influyen. Marta Agustí, de Omorovicza, señala que el estrés "tiende a subir los niveles de cortisol que afectan al proceso de regeneración nocturno y natural de la piel. Niveles altos de cortisol pueden afectar a la pérdida de colágeno, desequilibrios en los niveles de hidratación y a procesos de acné o hipersensibilidad cutánea". Y Natalia Abellán, de Ambari, destaca que "si no cambiamos la funda de almohada cada 5-7 días, en ella se acumulan bacterias que, al depositar el rostro sobre ellas, pueden producir alteraciones en la piel e influir en que la piel se ponga en modo escudo cuando debería estar regenerándose, desarrollando un desequilibrio que puede desembocar en acné y otras cuestiones".
Para evitar este problema, es esencial mejorar la calidad del sueño, reducir el uso de pantallas antes de acostarse y mantener una rutina de limpieza adecuada. Si queremos ayudar a nuestra piel un mejor descanso, Lara González sugiere añadir a nuestra rutina de belleza productos calmantes, con melatonina y niacinamida.
"Una doble limpieza nocturna prepara la piel para una regeneración más efectiva", añade Raquel González. Por último, recomienda que, por la noche, se usen cosméticos nutritivos que potencien la renovación celular.