PARA PRESUMIR HAY QUE SUFRIR
Arsénico, descargas eléctricas o rayos X son solo algunas de las técnicas que las mujeres han utilizado a lo largo de la historia para librarse del pelo. Algunas de estas sádicas prácticas todavía sigue vigente, con los riesgos que eso conlleva.
Estamos atravesando laya considerada como cuarta ola feminista y, aunque la publicidad pretenda negarlo, las mujeres seguimos ligadas a la esclavitud del concepto de belleza.
Es cierto que los cánones y los estereotipos han evolucionado e incluso se están rompiendo. Lo curvy ha dejado de ser tabú, se ha hecho viral tatuarse las estrías y cada vez son más las que deciden deshacerse del sujetador; no obstante, el tema del vello corporal es la asignatura pendiente del feminismo.
Por supuesto, hoy en día toda mujer es libre de elegir si desea depilarse o dejar crecer el pelo. Pero esta libertad tiene un pecio, pues sobre todas las valientes que optan por decir adiós a la cuchilla recae una gran presión social, que en la mayoría de casos les hace retractarse y volver a los convencionalismos. Varios retos virales como el reciente #januhairy, que explicamos en el vídeo, intentan dar visibilidad a esta contradicción entre principios y convencionalismo que atormenta a miles de mujeres.
Asimismo, no son pocas las celebrities que, a través de sus redes sociales y los medios de comunicación, han reivindicado el vello femenino: Julia Roberts, Miley Cyrus, Maddona, Beyoncé, o más recientemente la cantante Amaia, son alguno de los ejemplos más sonados.
Todas ellas se han expuesto a ofensivos comentario pero también a numerosas muestras de agradecimiento y admiración. Sin embrago, las mujeres de a pie no suelen tener tanta suerte y son juzgadas sin fundamento, incluso acusadas de falta de higiene personal.
La obsesión por la depilación estética femenina no es un fenómeno nuevo: los primeros datos de técnicas de depilación femenina motivados por pretensiones estéticas datan de la Edad Media. Y, aunque actualmente contamos con técnicas seguras y relativamente indoloras -cera caliente, espumas, cremas o cuchillas o láseres- no siempre ha sido así.
El libro ‘Depilación (definitiva). Un ensayo por las técnicas depilatorias de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en España’, escrito por María Barba e ilustrado por Cristina Calvache, repasa la violenta historia de la cruzada social contra el vello femenino. Estas son algunas de las peligrosas y desgarradoras técnicas que las mujeres han utilizado para deshacerse del pelo a lo largo de la historia:
Depilatorios
Los depilatorios era el nombre que se le otorgó a los polvos y cremas depilatorias, que se solían fabricar en los mismos boticarios y no requerían de ningún tipo de control de calidad.
Su composición consistía en elementos químicos que hacían que el pelo se cayera o bien se quemara. Una de las recetas más antigua es la elaborada a partir de lima y de arsénico, una sustancia altamente tóxica. Pero no era la peor, pues también había depilatorios hechos a base de cal viva, sulfhidrato de sosa o aceite de talio. La cal viva, en contacto con el agua, alcanza temperaturas superiores a 100º; los gases que desprendía sulfhidrato de sosa eran altamente inflamables e irritaban los ojos y las mucosas y, el talio, utilizado en la actualidad como "matarratas", causa vómitos y diarrea.
Depilación por fricción
La depilación por fricción aterrizo en España en los años cuarenta de la mano de Ésma, que comercializó un sucedáneo de guante redondo con una lámina de carbón. La fricción consistía en exfoliar la piel, ejerciendo gran presión, con este utensilio hasta llegar a la raíz del vello para retrasar su crecimiento, lo que, como contrapartida, desollaba la piel.
Electrólisis
Esta técnica era, sin lugar a dudas, la más dolorosa: con una aguja que soltaba descragas eléctricas se iba destruyendo, uno a uno, cada bulbo capilar. Con el fin de olvidarse del pelo de forma definitiva, las mujeres soportaban meses de irritación e hinchazón a consecuencia de las descargas.
Rayos X
Este último método resultó letal. En el siglo XX los rayos X se convirtieron en una novedosa técnica de depilación que prometía eliminar el vello de forma definitiva sin dolor. Lo que se desconocía entonces es que, estar expuesto a este tipo de radiación provoca, en un plazo de 20 años, diagnóstico de cáncer de piel. Miles de mujeres padecieron esta y muchas otras enfermedades de la piel por razones tan innecesarias como evitables.
Estas técnicas, por mucho que ahora nos resulten abominables, en su día fueron aceptadas socialmente y, si reflexionamos a cerca de la depilación estética actual, llegamos a la conclusión que se trata de una simple sofisticación de los procedimientos de antaño.
Cada mujer es libre de hacer con su cuerpo lo que considere oportuno, esto es depilarse el vello o dejarlo crecer. El discurso body positif diría que lo importante es aceptarse a uno mismo, pero la psicología apunta que si los demás no te aceptan la misión de tener autoestima se complica.
Si quieres reivindicar el vello femenino y romper estereotipos, tu valentía merece admiración; pero si acabas cediendo a la presión social no debes sentirte culpable, no es ningún delito querer ser aceptado.