PIEL Y PANDEMIA
Todo indica que habrá que seguir utilizándola, al menos de aquí a finales de año. Ahora con el calor, se hace un poco más cuesta arriba su uso, pero además, lleva otros problemas añadidos para tu piel.
Llegó el año pasado y ya se ha asentado en nuestras costumbres: no sales de casa sin tu mascarilla. Es más, sueles salir con alguna más por si, por cualquier imprevisto, te toca reponer. Sea quirúrgica o FFP2, la cuestión es que la mascarilla, junto con la distancia social, es una de las medidas más eficaces de cara al coronavirus.
Nos molesta, más o menos y está claro que con el calor que está a la vuelta de la esquina, se nos hace un poco más cuesta arriba su uso. Pero no tenemos muchas más opciones: en algunos países de nuestro entorno con altas cuotas de vacunación ya están dejando de usarlas al aire libre, aquí se está empezando a valorar, pero de momento y seguramente para lo que quede de año, tendremos que seguir con ellas.
A muchas personas les generan granitos (es lógico porque la piel respira peor o directamente, no respira), pero, ¿sabías que también puede envejecer tu piel del rostro? Los expertos, tanto técnicos, como dermatólogos y especialistas de centros de estética, aseguran que, desde hace un año se está apreciando en el rostro una aceleración del proceso de envejecimiento y que no se debe únicamente a factores como el estrés, al archiconocido mascné, o a cierto regímenes faciales incompletos.
Hay otra clave más: la mascarilla en sí que tiene relación directa con un concepto no muy conocido: la grasa malar. "Nuestro rostro tiene una serie de depósitos de grasa que se encuentran de manera natural y habitual en todos los seres humanos. Concretamente, en el área que va desde el pómulo a la nariz y en el área inferior a la cuenca de los ojos está la grasa malar", comenta Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour. Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8, añade que: "Es una grasa muy superficial que aporta aspecto juvenil y de jugosidad al rostro, pero es fácilmente desplazable, sobre todo si hay agentes físicos que inciden en ello -la presión de la mascarilla, por ejemplo-, o si el músculo facial no está entrenado, lo que produce un menor sustento de esa grasa".
¿Y a dónde se va esta grasa malar? "A la zona inferior del contorno de los ojos, produciendo las famosas bolsas por depósito de grasa, así como a la zona de toda la línea mandibular, provocando el doble mentón. Esto hace que el rostro presente una edad mayor a la que pueda tener y una pérdida en la armonía facial", explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
¿Qué solución hay?
Como no ponerse mascarilla no es alternativa, la solución pasa por tratar la piel y los músculos faciales de forma efectiva. "Son útiles las terapias con roller o piedra Gua Sha, los productos ricos en DMAE por su capacidad para trabajar el músculo, así como aquellos cosméticos diseñados para redefinir el óvalo facial", concluye Raquel González, directora de educación de Perricone MD.
Por ejemplo, los roller de cuarzo ayudan a descongestionar el rostro por su frescura, mejoran la circulación y trabajan el músculo, para que esté más definido y sustente mejor dicha grasa malar. Se trabaja siempre en sentido ascendente, y de centro del rostro hacia fuera. También, hay piedras de cerámica diseñadas para esculpir el rostro mediante diferentes técnicas de masaje relajante, ayudando a redefinir el óvalo facial, rejuveneciendo mejillas, barbilla, frente y toda la zona peribucal. Aparte, tienes cosméticos concretos como mascarillas con efecto lifting o sueros que te ayudarán a colocar cada cosa en su sitio.