REFLEXIÓN PERSONAL
En un reciente reel de Instagram, la actriz María Castro brinda una reflexión sobre la percepción de su cuerpo y la evolución personal, desafiando las expectativas sociales impuestas sobre las mujeres, especialmente después de convertirse en madres. Además, cuestiona los estándares sociales y promueve valorar el autocuidado y el bienestar personal.
Todo comenzó cuando su sobrina adolescente la grabó para un vídeo, un acto aparentemente inofensivo que desencadenó una serie de pensamientos intrusivos sobre la imagen corporal y el mensaje que ella quería transmitir a la joven.
María comienza su relato describiendo la duda que la invadió al prepararse para el vídeo: "¿Cómo mostrarme?". Este cuestionamiento inicial es algo a lo que muchas mujeres se enfrentan a diario, especialmente en una sociedad que valora la juventud y la perfección física por encima de la realidad. Ella confiesa que, al mirarse al espejo, reconoce que ya no es la misma físicamente que antes de ser madre. Sin embargo, se pregunta a sí misma, "¿realmente quiero ser la de antes?".
Este pensamiento marca el punto de inflexión. María se da cuenta de que su evolución física es solo una parte de un cambio más profundo y significativo. Su chip mental cambia, y con claridad, se reafirma en la idea de que la imagen que proyecta debe ser auténtica, sin adornos ni filtros que distorsionen la realidad. "La imagen de este perfil siempre ha sido la de verdad, la real, y sé que agradecéis verlo", afirma, destacando la importancia de la honestidad y la autenticidad en un mundo saturado de imágenes idealizadas.
Pero su reflexión va más allá de su propia imagen. La actriz gallega es consciente de que su sobrina adolescente la está grabando, y esto la lleva a pensar en el impacto que su ejemplo puede tener en ella.
"Los cuerpos no son objetos para admirar… ¡Son para bien usar! ¡Y son increíblemente poderosos!
"Le quiero transmitir la idea que me gustaría que me transmitieran a mí en plena adolescencia: que los cuerpos no son objetos para admirar… ¡Son para bien usar! ¡Y son increíblemente poderosos!".
Con estas palabras, María subraya el poder y la funcionalidad de los cuerpos, alejándose de la superficialidad y recordándonos que nuestros cuerpos son herramientas poderosas que nos permiten vivir y experimentar el mundo.
Otro punto clave de su reflexión es el cambio mental que ha experimentado desde que se convirtió en madre. Después de haber pasado por tres cesáreas, reconoce que no es la misma de antes, ni física ni mentalmente, y que esta evolución es parte natural del proceso de la vida.
Nos invita a reconsiderar la presión social que existe sobre las mujeres para "volver a ser las de antes" tras la maternidad, un ideal inalcanzable y muy tóxico. "Qué manía tenemos instaurada con el tener hijos, pero que no se note", denuncia, enumerando las expectativas irreales que se colocan sobre las mujeres que son madres en todos los aspectos de sus vidas.
Finalmente, la actriz cierra su reflexión con una poderosa conclusión: "¡Todo pasa y todo merece inconmensurablemente la pena!". Nos recuerda que cada etapa de la vida, con sus desafíos y cambios, es valiosa y merece ser vivida plenamente. Aunque admite que planea retomar el ejercicio físico en septiembre, lo hace desde una perspectiva de autocuidado, por su bienestar mental y físico y no para complacer expectativas externas de nadie.