MAL OLOR
Hay muchos motivos por los que los pies pueden producir mal olor y, por suerte, también muchas maneras de contrarrestarlo.
Los pies tienen 250.000 glándulas sudoríparas, de manera que suelen sudar más que otras partes del cuerpo. Es importante, por tanto, ser especialmente escrupulosas con su higiene y cuidado, puesto que es fácil que en un descuido puedan oler mal. Los pies nos huelen cuando el sudor entra en contacto con la brevibacterium linens, una bacteria que tenemos de forma natural en la piel que convierte los aminoácidos en metanotiol, compuesto responsable del mal olor de pies.
Pese a que hay personas que tienen menos problemas con el olor de pies que otras, todos, en mayor o menor medida, lo hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas a causa del uso de zapatos o calcetines de mala calidad o de una higiene incorrecta en alguna ocasión puntual. La buena noticia es que si seguimos unas normas de higiene y mantenimiento de zapatos y calcetines no va a llegar la sangre al río y el olor de pies no hará la vida imposible ni a nosotros ni a quienes nos rodean.
Bye bye poliester
Ni calcetines ni medias deben ser de poliéster, un tejido que dificulta la transpiración, lo que provocará que los pies suden más y huelan peor. Es importantísimo invertir en calcetines 100% algodón de buena calidad, y descartarlos cuando se rompen, se rozan o se estropean.
Los zapatos, siempre de piel
Nada de polipiel y otros materiales sintéticos que harán que nos huelan los pies desde el minuto uno. Huye de gangas, invierte en zapatos de piel de buena calidad y recuerda que es mejor tener pocos zapatos y buenos que un armario repleto de zapatos de baratija, tanto si tiendes a que te huelan los pies como si no.
No uses los mismos zapatos dos días seguidos
He aquí la regla de oro para que el mal olor no se apodere de tus pies: debes cambiar los zapatos cada día, a poder ser. Por supuesto que no ocurrirá nada si utilizas los mismos zapatos dos o tres días seguidos de forma ocasional, pero lo ideal es que los vayas alternando para asegurarte de no ponerte unos zapatos en que el sudor del día anterior todavía no está seco. Si los pies te sudan en exceso, o te han sudado en exceso en algún día concreto, lo mejor que puedes hacer es dejar los zapatos en algún lugar convenientemente ventilado para que se aireen.
Cuidado con las deportivas
Asegúrate de no utilizar deportivas elaboradas con materiales sintéticos y, si eres de esas personas a las que les sudan mucho los pies, intenta optar por modelos transpirables, incluso en invierno. Lávalas con frecuencia y, sobre todo, descártalas cuando veas que ya empiezan a oler mal. A menudo es un mal olor irreversible, que mejorará un poco tras los lavados (ni que decir tiene que se tienen que lavar con frecuencia) pero volverá a aparecer prácticamente en cuanto las uses. Lo mejor es que te hagas a la idea de que incluso tus deportivas preferidas tienen fecha de caducidad, y que probablemente tengas que descartarlas antes de que se estropeen del todo. Te gastarás un dinerillo más pero irás por la vida con la seguridad de que te las puedes quitar en cualquier lugar.
Utiliza productos específicos
Consulta en la farmacia cuál es el desodorante para pies que más se ajusta a tus necesidades, pues existen numerosas opciones en el mercado tanto para frenar la producción de sudor (siempre que seas rigurosa con su aplicación y sus condiciones de uso) como para neutralizar los malos olores. Si tu problema es el mal olor de pies, tienes que acostumbrarte a emplear este tipo de productos a diario, especialmente durante las épocas del año en que los pies sudan más y, por tanto, huelen peor
Elige el calzado en función de la estación
No hay peor idea que apostar por los zapatos cerrados o las deportivas en verano (y mucho más si las llevas sin calcetines), puesto que harán que los pies suden más y huelan peor. Lo mejor que puedes hacer es escoger sandalias planas, de piel, que sujeten bien el pie (puesto que el sudor puede hacer que resbalen) y cambiarlas a diario.