CONSEJO
No todo a lo que estamos acostumbrados es correcto, y partes sensibles como el pelo pueden verse perjudicadas.
Lo más normal cuando una sale de la ducha y se ha lavado el pelo, es enrollarse una toalla alrededor de la cabeza y ponerla como si fuera un turbante para que la toalla absorba la humedad y vaya secando el pelo poco a poco. Esto es lo más frecuente, pero no por ello es necesariamente lo más indicado. De hecho, es posible que esté haciendo más daño que ayudar al pelo.
Lo que provoca utilizar la toalla de esta manera es, en primer lugar, que cuando se termine de secar, el pelo quede completamente encrespado. Además, también favorece que se abran las puntas con una mayor facilidad y que se rompan las fibras capilares. En resumen, el pelo puede salir bastante dañado de seguir con esta costumbre. Pero no es el fin del mundo, ya que hay una manera que trata al cabello de forma más amable y que consigue un mejor resultado.
Para ello, es necesario colocar una toalla sobre los hombros, consiguiendo que cuelgue más de un lado que de otro. Posteriormente, se debe apoyar el pelo encima de la toalla y, cogiendo el extremo que cuelga más de la toalla, pasarlo por encima del pelo. A continuación, habría que doblar el extremo más largo intentando conseguir un pliegue, donde habrá que meter la esquina del otro extremo de la toalla para conseguir que aguante y no se suelte. Para terminar, ya solo queda coger la parte restante de atrás de la toalla e introducirla también en el pliegue.
Con este sencillo método se consigue recoger la totalidad del pelo de forma mucho más delicada, mejor que de la manera habitual del turbante.