CONSEJO
Cuando terminamos de depilarnos con cuchilla, en ocasiones hacemos un gesto que perjudica a la propia cuchilla: golpearla para limpiarla. Te contamos por qué no deberías hacerlo y otros métodos de limpieza mucho más efectivos.
Una de las formas más eficaces y rápidas de depilarse el cuerpo es el uso de las cuchillas, ya que no duele y se ahorra mucho más tiempo que hacerlo con la cera o que otros sistemas de depilación. Tras usarlas unas pocas veces debemos de tirarlas para evitar que se acumulen suciedad dentro de ellas. Sin embargo, para limpiarla hacemos cierto gesto que provoca que su vida útil sea aún menor.
Una vez terminemos de depilarnos tenemos que eliminar el resto del vello existente, ya que perjudica a la hora de volver a utilizarla y pierde capacidad de corte. En la mayoría de ocasiones seguramente des unos golpes con el cabezal de la cuchilla en el lavabo. Al hacer este gesto puede provocar un desajuste en esta parte tan sensible que tiene las cuchillas. Como resultado estas pueden ser mucho menos efectivas si las hojas se descolocan.
Esto no quiere decir que no tengamos que lavarla, sino que hay otras maneras de hacerlo y que permiten proteger y alargar la vida útil de la cuchilla. Lo más apropiado es el uso de agua para eliminar todos los restos de vellos resistentes y aclararla pero evitando las sacudidas.
Otro de los errores comunes es secar el cabezal con una toalla, esto puede también producir el desvío de las cuchillas. Las diferentes partes, tanto la de plástico como el mango, sí se pueden secar de esta manera, pero nunca la propia cuchilla. Al pasar la toalla, se puede alterar enormemente el orden específico en el que están colocadas las cuchillas.