PIEL EN VERANO
Nuestra piel necesita una protección a medida. Los efectos perjudiciales de los rayos ultravioleta A (UVA) y/o ultravioleta B (UVB) inciden de diferente manera según la edad, por lo que necesitaremos un filtro diferente. Te decimos cómo saber cuándo debes cambiar de crema solar.
Con los años, evolucionamos en muchos aspectos. Los gustos musicales, la manera de vestir, los intereses personales, las reuniones sociales… Y, al igual que nuestro cuerpo cambia, nuestra piel también lo hace. Por eso, es importante ajustar el protector solar a cada edad.
Los rayos del sol favorecen el envejecimiento cutáneo. La mejor arma será siempre una crema con filtro solar en cada momento de nuestra vida. De esta manera, no sólo reduciremos el riesgo de padecer cáncer de piel, sino que retrasaremos la aparición de arrugas y manchas. Te contamos el tipo de protector que debes usar según tu edad.
De 0 a 10 años
Según los dermatólogos, los niños son quienes deben utilizar la protección solar más alta. Para los más pequeños, hasta los 5 años, la recomendación es el FPS 50+. De los 6 en adelante, dependiendo del tipo de piel del niño, podríamos empezar a usar entre FPS30 y FPS 50+.
Lo importante es que el protector solar de sea hipoalergénico. A esa edad la piel es muy delicada y se expone a que el contenido del protector no sea compatible. De esta manera, evitaremos reacciones alergias. Otro factor importante a tener en cuenta a la hora de elegir la crema más adecuada para los peques es que sea resistente al agua. Así nos olvidaremos de tener que estar reponiéndola todo el tiempo y podrán jugar tranquilos bajo el sol.
No obstante, los expertos señalan que la exposición al sol de los menores no es recomendable, sobre todo durante el primer año de vida. Hacerlo sin cabeza podría traer consecuencias serias en su salud a partir de los 30 años. A tener en cuenta: la protección entre los 10 y los 20 es similar.
De los 20 a los 30
Lo ideal sería haber seguido una rutina de protección solar desde la infancia, incluida la adolescencia. El mayor porcentaje del sol acumulado se da durante los primeros 20 años de vida, y sus efectos se manifiestan después de los 30, especialmente a los 50 años. Pero como esto es algo que en muchos casos no se ha producido, al llegar a los 20 resulta fundamental poner especial atención al factor solar.
A esta edad ya deberíamos tener claro cuál es nuestro fototipo de piel, y tendríamos que empezar a seguir las indicaciones especificadas para ella en materia de protección solar. No hay que olvidar que las líneas de expresión y las arrugas empiezan a aparecer sobre los 25 años y se acentúan con el paso del tiempo. Usar el protector solar adecuado a nuestro tipo de piel a partir de esta edad nos ayudará a prevenir el envejecimiento prematuro y retrasar los signos visibles del envejecimiento de la piel.
A partir de los 40
Con 40 años, los daños del sol resultan más evidentes en nuestra piel, ya que esta ha empezado a mostrar signos de envejecimiento. La acumulación de décadas de sol habrá empezado a marcar pequeñas arrugas faciales y es posible que ya hayan aparecido algunas manchas. Nuestro reto en este punto es luchar contra la deshidratación.
Una piel bronceada resulta bonita, pero a partir de esta edad también acentuará manchas, arrugas y deshidratación. La recomendación profesional a partir de los 40 años son las cremas solares de amplio espectro, que cubran frente a radiación UVB, UVA, infrarrojos y luz visible, y que cuenten con un SPF 50+.
Y ya no vale eso de echarse la crema una vez al día. A partir de ahora se vuelve especialmente importante aplicar el protector solar cada 2 horas para mantener su eficacia, siempre que estemos bajo el sol.
De 50 en adelante
Cuantos más años tenemos, menor es la capacidad de reparación de nuestra piel. El sol incide sobre una dermis que ya está dañada, por lo que corremos el riesgo de quemarnos con exposiciones realmente cortas.
Además, hay que tener en cuenta las manchas. A partir de los 50 años será interesante usar un fotoprotector que contenga antioxidantes en su composición: por ejemplo, la vitamina C. Esta vitamina ayuda a la producción de colágeno y elastina, proteínas necesarias para mantener la firmeza y elasticidad en el rostro, reduce los daños de la piel producidos por el sol y favorece la eliminación de manchas.
Tampoco puedes olvidar tomar suplementos de nutricosmética a partir de esta edad.