ELIGE EL PROTECTOR SOLAR QUE MEJOR SE ADAPTE A TU PIEL
Todos los protectores solares evitan que nos quememos, pero esto no significa que nuestra piel esté protegida del envejecimiento. Echa un vistazo al envase y comprueba contra qué rayos indica que actúa. Te enseñamos a leer todas esas letras en las que hasta ahora no nos habíamos fijado lo suficiente.
No todas las pieles necesitan el mismo factor de protección. Una buena forma de valorar qué tipo de protección necesitas es el tiempo que puedes estar expuesta sin llegar a quemarte. No te recomendamos que hagas la prueba, no queremos hacerle eso a tu piel, pero probablemente después de todos estos años tengas una idea aproximada de si eres la típica persona que se pone roja con 10 minutos de despiste bajo el sol.
Si multiplicas el número de minutos que tu piel resiste intacta a la exposición por el número de factor, obtendrás una aproximación bastante fiable del tiempo que estarás protegida. No obstante, evita confiarte y ten en cuenta que los baños en el mar y el contacto con la toalla obligan a aplicarte crema con más frecuencia, por muy a prueba del agua que sea.
Si además de proteger tu piel, pretendes cuidarla del envejecimiento, tendrás que fijarte en las letras que aparecen en el envase. Te sonarán las indicaciones de protección UVA, AVB e infrarrojos, pero tal vez no habías valorado la importancia de que todas ellas estuvieran presentes.
A partir de ahora, además de la fecha de caducidad, deberás echar un ojo al tipo de protección para el que está indicado el producto.
El moreno nos sienta estupendamente, pero la estética debería quedar aquí en segundo plano. Recuerda que piel sólo tenemos una, y es para toda la vida. Evita pensar que “por un día no pasa nada”, porque cada rato que te expongas a la radiación sin protección cuenta.