MANUAL PASO A PASO
Si bien es cierto que todos somos conocedores de la suciedad que acumulan las brochas de maquillaje, muy pocos cumplen con los tiempos de limpieza de las mismas. Y te contamos cómo hay que hacerlo y cada cuánto.
Aunque no se aprecie a simple vista, las brochas de maquillaje cogen mucha suciedad con los usos. Son esenciales para un buen maquillaje, pero también es esencial que estén limpias para conseguirlo.
Y es probable que no seamos conscientes de ello, pero acumulan productos, suciedad e incluso bacterias, además de que siempre están guardadas junto a otros productos o, incluso, al aire libre cogiendo también polvo.
Es por ello que es muy importante lavarlas cada cierto tiempo, ya que esas bacterias y suciedad acumulada en sus cerdas puede pasar directamente a nuestra piel. Mantenerlas limpias no solo prolonga su vida útil, sino que también protege tu piel y garantiza un maquillaje perfecto y uniforme. Pero ¿cómo debemos limpiarlas?
Lo primero que debemos hacer es ponernos unos guantes, porque de esta forma garantizamos que no terminen teniendo aceite de las manos. El segundo paso es utilizar un jabón, que puede ser específico para brochas, uno especial para bebés o, incluso, un jabón suave cualquiera.
A continuación, debemos mojar las cerdas con agua tibia y aplicar una pequeña cantidad de jabón en la palma de la mano. Si bien es cierto que ahora hay un instrumento que se coloca en el lavabo y que sirve para frotar ahí las cerdas, si prescindes de él también puedes conseguir un muy buen resultado.
En caso de no tener este artilugio, basta con frotar suavemente la brocha en la palma de la mano con jabón, haciendo movimientos circulares. Después de unos cuantos movimientos, conviene enjuagar la brocha, retirar el jabón y volver a realizar el mismo paso. De esta forma, eliminarás poco a poco todo el producto acumulado.
Una vez que el agua salga limpia, deberás enjuagar muy bien las cerdas para que no se quede jabón. Eso sí, evita mojar el mango, pues puede dañar el pegamento y acabar estropeándose la brocha.
Ya terminado todo el proceso de limpieza, debes retirar el exceso de agua de los pelitos con papel absorbente. Y, muy importante, colocarlas en posición horizontal y al aire libre para que terminen de secarse por completo. Es obligatorio colocarlas en horizontal, porque así las cerdas no perderán su forma.
Lo ideal es limpiar las brochas cada dos semanas si las usas a diario, aunque se puede alargar más su limpieza si solo las usas de manera puntual. Pero recuerda, todo lo que se acumula acaba en tu piel.