TRATAMIENTO COMÚN
El uso de neuromoduladores como el bótox ha dejado de ser solo una opción para rejuvenecer el rostro. Cada vez más personas están descubriendo sus beneficios tanto terapéuticos como estéticos, especialmente en el ámbito del alivio de la tensión mandibular. Pero, ¿es realmente efectivo?
Las redes sociales, sin duda, juegan un papel clave en la propagación de tendencias, pero este poder de influencia puede llegar a ser problemático. Mientras algunas modas nos ayudan a combinar mejor la ropa, otras, especialmente aquellas relacionadas con la salud, la medicina y los tratamientos estéticos, pueden generar dudas o incluso resultar peligrosas.
Uno de los tratamientos que más popularidad está ganando últimamente es la inyección de bótox. Aunque la mayoría lo conoce por sus efectos antiarrugas, en redes sociales como TikTok, se habla de él como una posible solución para el bruxismo, una condición que afecta a millones de personas.
Bajo el hashtag #masseterbotox, muchos usuarios aseguran que las inyecciones en el músculo masetero les han aliviado la tensión mandibular, mejorado el contorno facial e incluso su bienestar general. Sin embargo, ¿realmente funciona este tratamiento? ¿Es seguro?
Para entender cómo el bótox puede ayudar a combatir el bruxismo, primero debemos conocer el funcionamiento de nuestra mandíbula. El masetero, uno de los músculos más potentes del cuerpo, se encuentra en la mandíbula y es fundamental para masticar los alimentos. Según el Dr. José María Ricart, fundador y director médico del Instituto Médico Ricart (IMR), este músculo puede generar una fuerza de más de 90 kilos.
"La mayoría de las personas lo tensan y aprietan, fomentando su crecimiento y, en consecuencia, un contorno facial más ancho. Esto también puede causar pinchazos dolorosos en la zona y dolores de cabeza", afirma el experto. Este hábito de apretar la mandíbula, conocido como bruxismo, es cada vez más frecuente debido al estrés.
"El bruxismo es una dolencia típica del estilo de vida actual, que consiste en apretar con fuerza la mandíbula inferior contra la superior o hacer rechinar los dientes entre sí, siempre de manera involuntaria", explica el Dr. Ricart. Este trastorno no solo puede dañar los dientes, sino que también genera dolores musculares y articulares en la mandíbula, además de dolores de cabeza de lo más frecuentes.
El masetero, involucrado directamente en este movimiento repetido, juega un papel crucial tanto en los efectos como en los posibles tratamientos de esta afección. Y es precisamente aquí donde entra en juego el bótox.
El objetivo principal de inyectar toxina botulínica en el masetero es relajar la respuesta nerviosa que activa el músculo. "Esto inhibe parte de su movimiento, evitando la contracción que genera arrugas dinámicas o estáticas", explica el Dr. Ricart.
Los tratamientos con neuromoduladores pueden ofrecer varios beneficios. A corto plazo, ayudan a disminuir los dolores de cabeza, articulares y musculares. A medio y largo plazo, hay que tener en cuenta que la mandíbula se acaba estrechando y el músculo pierde volumen, lo que redefine el contorno facial. "Esto ocurre porque no se ejercita tanto como acostumbra, aunque no llega a paralizarse, respetando su funcionalidad", añade el experto.
Aunque la inyección de bótox puede ser útil para aliviar las tensiones musculares derivadas del bruxismo, el Dr. Ricart advierte que la mejor solución debe abordarse siempre de manera integral, pues es importante tener siempre presente que el principal causante es el estrés. Solo mejorando nuestro estilo de vida podremos acabar con el bruxismo.
Por ello, si se opta por ese tratamiento, es esencial combinarlo con terapia psicológica, hacer ejercicio, mantener una respiración adecuada y practicar meditación, por ejemplo. También se recomienda el uso de férulas de descarga, que son elaboradas por dentistas y pueden ayudar considerablemente a reducir los efectos del bruxismo.