Terraplanista
El estadounidense Bob Knodel estaba intentando demostrar a través de un experimento casero que la Tierra es plana. El hombre reconoció que los resultados fueron "una especie de problema".
En pleno siglo XXI todavía hay personas que afirman que la Tierra es plana. En estos momentos hay unos 5.000 satélites que orbitan alrededor de la Tierra y sacan fotografías diarias en las que se ve que es redonda. A pesar de ello, muchos terraplanistas aseguran que todas esas fotos son falsas.
Bob Knodel es una de esas personas que afirma que la Tierra es plana. Este hombre estaba en la grabando un documental de Netflix titulado 'Behind the Curve' (Tras la curva) para demostrar que la tierra es plana. Allí explicaba los detalles del experimento de bricolaje utilizando un giroscopio láser, asegura el 'Daily Mail'.
Knodel apuntaba que si la luz se podía ver con una cámara, los agujeros en la valla y la antorcha a la misma distancia sobre el suelo, entonces podría llegar a una conclusión positiva de que la Tierra es plana. Sin embargo, no se pudo ver ninguna luz. Algo que provocó el desconcierto de Knodel. Este hombre había gastado 20.000 dólares (unos 18.000 euros) para demostrar su teoría con un experimento.
"Lo que descubrimos es que, cuando encendimos ese giroscopio, hallamos que estábamos captando una deriva. Una deriva de 15 grados por hora", señalaba.
El experimento de Carl Sagan y Erastóstenes
Carl Sagan, astrofísico y divulgador científico, demostró en 1980 que nuestro planeta es un globo. Sirviéndose de dos palos y una cartulina, llevó a cabo el mismo experimento que planteó, en la Antigua Grecia, el matemático y astrónomo Eratóstenes.
Así, Sagan cogió una cartulina, con el mapa del Antiguo Egipto impreso en ella, y dos palos pequeños que funcionarían como torres, situando uno de ellos sobre Alejandría, al norte, y otro en Siena, que se ubicaba en el sur.
El objetivo es ver y analizar las sombras que proyectan los objetos verticales sobre la superficie. En este sentido, Eratóstenes comprobó que, a las 12:00 horas del solsticio de verano, los edificios de Siena no hacían ningún tipo de sombra, ya que la luz solar incidía de manera perpendicular. En cambio, este caso no se daba en Alejandría, donde sí se veían sombras.
Este experimento permitió a Eratóstenes calcular la circunferencia de la Tierra. Con la diferencia de sombras entre Siena y Alejandría, observó que la diferencia de curvatura era de unos siete grados. Con un sencillo truco empleado hace más de 2.200 años, el divulgador Carl Sagan desmontó una teoría que 43 siglos más tarde continúa vigente..