UN RECUERDO QUE OLVIDAR
La historia de Michelle Wilson-Stimson, de 42 años procedente de Stamford (Inglaterra), es uno de esos relatos que una persona desea que nunca pase. Aunque no hay evidencias médicas que lo confirmen, esta joven atribuye sus problemas personales al estrés que sufrió después de casarse.
La planificación de su ceremonia, según Michelle, le ocasionó la pérdida del 90% de su cabello. Dos semanas después de su boda, despertó y notó varios mechones tirados en su almohada. Su sueño se había convertido en una auténtica pesadilla.
Los contratiempos decidieron amargar el día más esperado para la mujer británica. El peluquero le falló en el último momento; el vestido de novia, que pidió por Internet, le llegó a tan sólo pocos días de la ceremonia con retoques por hacer, y; la música dejó de sonar en medio de su recorrido hacia el altar, originando un silencio incómodo entre los invitados.
"Los médicos se preguntaron si yo había pasado por mucho estrés y casi comencé a reírme cuando conté mi boda. Me contaron que desarrollé alopecia. Me quedé con el corazón partido, los profesionales no sabían si mi pelo crecería de nuevo", aseguró Michelle.
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