Aprueba un decreto
El presidente de EEUU, Donald Trump, ha firmado un decreto que busca persuadir a los departamentos de Policía del país de que mejoren sus estándares de uso de la fuerza, pero dejó claro que no ve los casos de brutalidad como un problema estructural, sino como excepciones aisladas.
Trump anunció su primera medida concreta contra la violencia policial en un acto cuyo contenido tuvo tanta importancia como su contexto: el presidente acababa de reunirse en privado en la Casa Blanca con los familiares de una decena de afroamericanos que murieron a manos de policías o expolicías.
Sin embargo, ninguno de ellos asistió luego a su discurso en el jardín de la Casa Blanca, en el que sí estuvieron presentes numerosos representantes de agencias del orden y sindicatos de policías, que rodearon a Trump cuando firmó su decreto.
Ese hecho reflejó las contradicciones de la respuesta de Trump a las protestas que sacuden EE.UU. desde hace casi un mes, ya que el presidente ha denunciado la injusticia de casos como el del afroamericano George Floyd, pero también ha alentado la represión de las manifestaciones y ha defendido casi sin matices a la Policía.
"Los estadounidenses quieren ley y orden", insistió Trump, repitiendo uno de sus lemas electorales y sin reconocer en ningún momento la existencia del racismo sistémico que denuncia el movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas negras importan").
"Es enano, es un porcentaje pequeño" el de policías que abusan de su autoridad, subrayó el presidente, sin relacionar esos excesos con el racismo o la situación de las minorías.