UN PROCESO COMPLICADO
Si un amigo o familiar muere no es nada agradable que Facebook te recuerde cada dos por tres que le mandes un mensaje a esa persona con la que hace mucho que no hablas.
Un millón y medio de usuarios de Facebook mueren cada año y Twitter tiene una cifra de mortalidad similar. Una vez que sucede la tragedia el proceso para cerrar las cuentas de los fallecidos en las redes sociales es muy complicado.
Se ha llegado a plantear que los propios usuarios al inscribirse hagan una especie de testamento en el que decidan lo que quieren hacer con sus perfiles en caso de fallecimiento. Algo que facilitaría el difícil trance para los familiares en duelo.