MÁS DE 100 DÍAS DE GRABACIÓN
El tiempo es oro. Una planta carnívora nace, crece aprende a cazar a su primera víctima, una araña, y lo vemos en segundos. Pero ha costado 107 días grabar todo.
Eso es un biolapse. Como un timelapse pero no de un paisaje o una ciudad sino de algo que está vivo y evoluciona. No hace falta ver un documental de esos que acompañan nuestro dormitar, porque ésto es trepidante. En nada, algo ha florecido, ha crecido, se ha hecho maduro. Pero una cámara ha estado pacientemente observando.
Los expertos en biolapse son como los pescadores. Esperan que todo siga su curso, dejan sus cámaras grabando día y noche.
El lapso del tiempo manejado a nuestro antojo por las cámaras. Qué otra cosa no ha atraido más a los humanos que manejar el tiempo. Pues esta es una: quédense con el término 'biolapse', una porción de tiempo de la vida.