Redes sociales
Xiapu es el lugar idóneo para conseguir la fotografía perfecta y es que, con más de 500 visitas al día, se ha convertido en el pueblo al que todo buen 'instagramer' quiere ir.
'Foto aquí y foto allá', es posible que si en algún momento Mecano decidiese volver a los escenarios, reformularía el estribillo de su mítica canción 'Maquillaje' para convertirlo en una versión que se acerque más a la realidad del siglo XXI, y es que hacer una fotografía tras otra se ha convertido en un gesto habitual de la vida cotidiana. China ha sabido aprovechar la situación y ha creado un pueblo que sirve única y exclusivamente para hacer una instantánea de diez.
Cuando se viaja, muchos tratan de buscar la foto más original para subir a la redes sociales. Edición, postura, ángulo, quien más quien menos se convierte en un verdadero erudito de la fotografía con tal de conseguir unos cuantos 'likes' y dejar una evidencia en Instagram del magnífico lugar que ha visitado ese día. El problema es que nos estamos repitiendo y cada vez cuesta más encontrar un escenario original, que nadie antes haya podido fotografiar.
En China no han querido dejar escapar este nueva situación y han decidido crear un pueblo con una única finalidad: conseguir la fotografía perfecta.
Xiapu, el pueblo instagramer
El condado de Xiapu, en la provincia de Fujian en el sur de China, es un lugar donde el tiempo parece que no existe porque los habitantes tienen un único objetivo, posar. Allí todo se hace sin prisas, sin estrés y de forma artesanal. Tanta tranquilidad que hasta los movimientos de las personas que viven entre sus calles son excesivamente lentos.
Evidentemente, esto último tiene también un claro sentido y es permitir a los visitantes el tiempo necesario para conseguir la mejor instantánea posible. Y en caso de no hacerlo a la primera, poder repetirlo una segunda, tercera y un largo etcétera de veces.
Cuesta creerlo, pero allí todo está preparado para las cámaras. Lo que vemos no es más que un escenario y los habitantes en realidad son actores que se dan la vuelta y sonríen ante el 'flash' de las cámaras. Visitando este pueblo es casi imposible no llevarse una buena foto a casa y de hecho está empezando a tener bastante éxito, ya recibe unos 500 turistas al día, porque todo buen 'instagramer' sabe que las mejores fotos necesitan su tiempo de reposo.