Inteligencia Artificial
El nuevo sistema de inteligencia artificial, creado por la MIT y la Universidad de Washington, puede llegar a revolucionar las teorías sobre la cognición humana.
La Inteligencia Artificial (IA) ya es capaz de hacer algo que es totalmente imposible para nuestro cerebro: adivinar el comportamiento humano con una precisión exacta. Lo que ha agudizado el debate sobre la total libertad del ser humano en la toma de decisiones o si, en cambio, nuestro comportamiento es más que predecible.
Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), uno de los centros tecnológicos más prestigiosos del mundo, y de la Universidad de Washington han desarrollado un nuevo modelo de IA que es capaz de predecir decisiones futuras basándose en el análisis del comportamiento previo del individuo con un algoritmo de aprendizaje automático por refuerzo.
Desde qué camino vas a escoger en una ruta desconocida hasta cuál va a ser tu siguiente jugada en una partida de ajedrez. Este nuevo sistema puede preverlo todo. Tal y como explican los creadores en su trabajo, el modelo puede realizar esta labor de predicción con la misma exactitud con cualquier agente, ya sea humano o una inteligencia artificial.
A diferencia de los modelos predictivos tradicionales, que recurren a factores externos como el ruido o las perturbaciones externas y que hasta ahora no han arrojado resultados exactos, el enfoque de este nuevo sistema se centra en comprender estas decisiones como resultados influenciados por limitaciones previamente no reconocidas.
Este modelo de IA del MIT predice el comportamiento humano mediante el modelado de las restricciones computacionales y el uso de datos de acciones pasadas. La clave del nuevo sistema reside en el "presupuesto de inferencia", que es el proceso de toma de decisiones de los seres humanos.
El modelo funciona observando los rastros de las acciones pasadas de una persona y, a partir de estos, infiere sus "límites computacionales" o "presupuesto de inferencia", que esencialmente cuantifica la cantidad de planificación que una persona puede permitirse antes de tomar una decisión.
Esta capacidad de predicción supone que lo que percibimos como opciones en realidad son resultados inevitables de procesos complejos que son totalmente pronosticables, lo que abre un profundo debate filosófico sobre la naturaleza determinista de los seres humanos.
Si este nuevo sistema puede anticiparse a nuestras acciones futuras, supondría una nueva evidencia empírica a la teoría cada vez más creciente de que, básicamente, el libre albedrío no existe.
El año pasado, el neurocientífico Robert Sapolsky desató la polémica al afirmar que el libre albedrío no existe desde una perspectiva neurobiológica. Su teoría afirma que todas las acciones son el resultado de reacciones neuroquímicas que a su vez están determinadas por eventos anteriores y estados biológicos.
Otro filósofos, sin embargo, sostienen que el libre albedrío puede ser una cuestión de grados, es decir, que si bien nuestras decisiones podrían estar fuertemente influenciadas por acciones anteriores, sigue habiendo un cierto grado de libertad de acción real por el individuo.
Lo que resulta innegable es que ahora existe un modelo de IA que capaz de predecir los patrones del comportamiento humano. Este asombroso avance tecnológico puede suponer un enorme paso para comprender la cognición humana, derribando muchas teorías sobre el propio destino de nuestras vidas.
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