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La UE quiere acabar con la obsolescencia programada incentivando las empresas que den más garantías de durabilidad

Primer paso para que los fabricantes de electrodomésticos, ordenadores y móviles, den "más vida" a sus productos. La Unión Europea quiere incentivar aquellas marcas que den más garantía para que sus dispositivos duren más tiempo y no haya que renovarlos continuamente. El objetivo es acabar con la denominada 'obsolescencia programada'.

Cada año se generan 40 millones de toneladas de basura electrónica. Es demasiada, según la Unión Europea, hay una razón medioambiental para reducir este número, pero también existe otra posibilidad: que algunas empresas fijen la vida del producto la denominada obsolescencia programada.

El pleno del Parlamento Europeo plantea medidas para garantizar a los consumidores europeos productos duraderos y de alta calidad, así como para hacer frente a la obsolescencia programada tanto de productos tangibles como de programas informáticos.

En concreto, los eurodiputados han propuesto una definición europea del concepto de "obsolescencia" para bienes tangibles y soportes digitales, así como un sistema para analizar productos y detectar su obsolescencia programada. También plantean medidas disuasorias para los fabricantes.

Las propuestas sobre obsolescencia programadas forman parte de una resolución aprobada con 662 votos a favor, 32 en contra y dos abstenciones que pide a la Comisión Europea, a los países de la UE y a los fabricantes "medidas para garantizar a los consumidores europeos productos duraderos de alta calidad y que sean reparables".

Ente las medidas planteadas por la Eurocámara está la de elaborar "criterios de resistencia mínima" por categoría de producto desde la fase de diseño. También han abogado por alargar la garantía de los productos si una reparación conlleva más de un mes.

Por otro lado, el Parlamento Europeo ha apostado por dar incentivos fiscales para favorecer la fabricación de productos duraderos, de alta calidad y que sean reparables, así como a la reparación y a la venta de segunda mano, para "impulsar la creación de empleo y reducir el desperdicio".

Del mismo modo, los eurodiputados han defendido que se permita a los consumidores elegir un reparador independiente, en particular mediante la prohibición de soluciones técnicas, de seguridad o programas informáticos que impidan la reparación fuera de los canales autorizados.

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