COHETE ARIANE-5
El sistema europeo de navegación vía satélite Galileo completó hoy el despliegue que le otorgará plena capacidad operativa tras el lanzamiento a bordo de un cohete Ariane-5 de cuatro nuevos satélites de su constelación. Con ello, el sistema que compite con el GPS estadounidense y el Glonass ruso, suma 26 satélites en órbita, dos más de los necesarios para tener pleno cubrimiento planetario las 24 horas del día.
Eso no quiere decir que el proyecto deje de enviar satélites al espacio; entre 2020 y 2021 está prevista la puesta en órbita de otros cuatro, que irán reemplazando y completando a los que ya están en órbita en un programa que comenzó en 2011 y que desde hace año y medio está en funcionamiento.
"Galileo no dejará de enviar satélites, porque habrá que renovar la flota", señaló a Efe el director del programa en la Agencia Espacial Europea (ESA), Javier Benedicto. De los 22 satélites que había hasta ahora, uno tiene un problema técnico, dos están en órbitas elípticas, tras un fallo en su lanzamiento, por lo que los tres no serán plenamente operativos hasta el año próximo, mientras que un cuarto está destinado a ser de repuesto. Los cuatro que fueron lanzados hoy reforzarán la constelación y darán total cobertura a los tres planos orbitales que cubre Galileo. El lanzamiento marcó el final de la aventura del Ariane-5 ES, que efectuó su último vuelo y que será sustituido por el Ariane-6 para poner en órbita los nuevos satélites de Galileo. La versión Ariane-5 ES fue inicialmente diseñada para llevar vehículos espaciales a la Estación Espacial Internacional y recuperada después para el programa europeo de navegación por satélite.
Cuando dentro de seis meses los cuatro satélites enviados hoy al espacio entren en servicio, Galileo podrá dar un servicio óptimo, con la máxima precisión en todo el planeta a todas horas. Su capacidad pasará del 85 % actual al 95 %, que es el nivel de exigencia requerido al programa. "De esta forma, se garantizan las mismas prestaciones en todos los puntos del globo durante todo día", agregó Benedicto. Eso permitirá a Galileo seguir incrementando el número de usuarios y a Europa mantener su autonomía en la navegación espacial, según Bienzkowska.
Es la culminación de un programa que ha registrado varios retrasos y que ha costado a las arcas europeas 10.000 millones de euros, una inversión que no acaba, puesto que su mantenimiento y renovación requieren 1.000 millones suplementarios cada año. Bienzkowska recordó que el pasado 6 de junio Europa aprobó una inversión de 6.000 millones de euros anuales para "seguir siendo líderes globales en el espacio".
En ese esquema, explicó la comisaria, Galileo es "una pieza estratégica", porque mejora la precisión de sus rivales. Su precisión es de menos de un metro, entre dos y tres veces mejor que la del GPS, según mediciones independientes y superior a lo que se había programado al comenzar el proyecto. Los ingenieros de la ESA trabajan para acrecentarla en el llamado "servicio de alta precisión", que puede llegar a reducirla en 2021 a menos de 20 centímetros, lo que multiplicaría las utilidades de Galileo.
Frente a su rival estadounidense, que cuenta con satélites menos sofisticados y que al ser militar concentra todos los centros de control en Tierra en Estados Unidos, Galileo tiene mejores prestaciones y "una capacidad de mejora superior", indicó Benedicto. Los dos sistemas no interfieren entre sí y, además, interoperan, de forma que un aparato conectado -un navegador, un teléfono móvil- elige aquellos satélites que le ofrecen la mayor precisión, pudiendo combinar la señal de satélites de GPS y Galileo.