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Hackers al acecho: cuidado con la wifi a la que te conectas, no todas son seguras

Las redes públicas no son seguras y hay que tener mucho cuidado con ellas porque los ciberdelincuentes pueden aprovecharlas para robar información personal.

Los peligros de las redes wifi abiertas Pixabay

Con el verano llegan las vacaciones y muchos aprovechan esos días para visitar otros lugares, especialmente los de playa para hacer frente a la actual ola de calor. Al estar fuera de casa, es habitual que nos conectemos a cualquier red de uso público. Ya sea las que se ofrecen en cafeterías, aeropuertos, hoteles, restaurantes o incluso las que se habilitan en los transportes públicos. Sin embargo, y a pesar de que cada vez resulta más sencillo acceder a una red abierta, hay que tener en cuenta que esto entraña un grave peligro.

Los peligros de conectarnos a wifis desconocidas

La revista especializada en ciberseguridad, 'CyberSecurity News', aconseja evitar conectarnos a una wifi abierta y diferente a la que solemos hacerlo, y que ya hemos revisado previamente. En este sentido, los expertos advierten que establecer conexión a través de redes abiertas es la puerta de entrada para que los piratas informáticos nos roben datos sensibles, como nuestras cuentas bancarias, nos suplanten la la identidad o incluso infecten nuestros dispositivos con algún malware.

Todo ello en un contexto en el que España "es la primera potencia mundial en ciberataques, y la tercera con más intentos de phishing", según datos de la empresa de ciberseguridad ESET. De hecho, en 2021 se produjeron 40.000 crímenes informáticos diarios, un 125% más que en 2020, tal y como detalla el informe de la empresa Datos101.

Así operan los ciberdelincuentes

Hace un año la Policía vasca detectó un incremento de las estafas financieras a través de internet. Según detalló la Ertzaintza​​, esto respondía a su vez a un aumento de la inversión en activos digitales (documentos electrónicos, diseños digitales y criptomonedas) y el uso de herramientas tecnológicas.

El engaño comenzaba cuando los estafadores conseguían captar a inversores mediante anuncios publicitarios en medios de comunicación o redes sociales. En estos anuncios se ofrecía la posibilidad de invertir en criptomonedas u otros activos, con promesas de cuantiosos beneficios para aquellos que decidieran dar el paso.

Cuando las víctima se daban cuenta de que todo era una estaba intentaban reclamar su dinero. Momento que los estafadores aprovechaban para chantajear a los inversores y exigir mayor cantidad de efectivo.

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