Energía solar
El Canal de Isabel II cuenta con su primera instalación fotovoltaica flotante con la que pretende generar la electricidad equivalente a la de 1.300 hogares.
Tras las intensas lluvias de las últimas semanas, los embalses y pantanos repartidos por nuestro país han empezado a llenarse de agua por fin. Sin embargo, con la próxima llegada del calor, y sobre todo a partir de los 30º de temperatura, mucha de esa agua se evaporará por el sol y por tanto, acabará perdiéndose.
La energía solar fotovoltaica flotante se presenta ahora como una solución a este problema. La instalación de placas solares flotantes en pantanos, embalses o incluso el mar además de permitir la generación de energía limpia, evitaría en parte la evaporación del agua embalsada, lo que contribuiría a un ahorro significativo de agua.
El Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid es pionera en instalar placas solares en aguas remansadas a fin de estudiar las ventajas de este sistema. Su complejo situado en el municipio madrileño de Torrelaguna cuenta con un total de 3.770 módulos fotovoltaicos flotantes en una superficie de 11.680 metros cuadrados, con inversión de más de 2 millones de euros.
"A menor radiación solar en el agua, menor evaporación, y por tanto mayor ahorro de agua", explica Jesús Urbieta, uno de los responsables del proyecto. Esta estructura flotante permitirá comprobar las condiciones de mantenimiento, anclajes, resistencia y afección al medio acuático, así como determinar los criterios para la posible ejecución de instalaciones similares en la superficie de los pantanos y embalses.
Según la operadora pública madrileña, la planta fotovoltaica flotante, que cuenta con una potencia pico de 1.696 kilovatios, anualmente podrá producir el equivalente al consumo de 1.300 hogares, lo que supone un rendimiento de entre un 2% y un 3% mayor que las instalaciones tradicionales colocadas en el suelo.
Sus responsables señalan también los beneficios para el medio ambiente que traería este innovador sistema flotante. "A menor radiación solar, menor proliferación de algas y bacterias que necesiten de la luz solar", indica Urbieta. De hecho, el proyecto también estudia instalar las placas en zonas concretas dónde el excesivo crecimiento de algas mata a muchos peces cada año. Además, señalan que este sistema previene de la erosión de las orillas al mitigas las rachas de viento más fuertes.
No obstante, muchos ecologistas alertan de que todavía no se ha podido saber con precisión el impacto ambiental real de la instalación de placas solares flotantes. Aun queda por comprobar qué efectos provocarían estas placas si el embalse se quedase con poca agua. "Los impactos potenciales sobre las plantas de profundidad o sobre la fauna pueden ser mucho mayores", señala Erika González, de Ecologistas en Acción.
Pese a que esta tecnología aún no está completamente desarrollada, sus responsables aseguran que sistema tendría más ventajas que inconvenientes. Por ejemplo, otro aspecto positivo sería que las placas que estuvieran sobre aguas embalsadas no estarían sobre tierras que pueden ser aprovechadas para el cultivo.
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