HAN DEJADO DE SER “JUGUETES” AÉREOS
En algunos casos son tan pequeños, que pueden llegar a confundirse con una libélula, aunque otros modelos pueden llegar a tener el tamaño de un helicóptero. Todos podemos tener un dron en nuestra casa... y hasta en la oficina.
Para algunos, son solo un juguete, pero pueden llegar incluso a salvarnos la vida. El ejemplo en un experimento realizado por especialistas: un hombre sufre un infarto en un centro comercial. Su hija llama a la ambulancia, pero lo que llega es un dron que lleva en su interior un desfibrilador.
Mientras, un grupo de profesionales le da las instrucciones a través del teléfono.
Hacen de socorristas y hasta de pescadores. Y también están en el aula. Ya se han probado en medio de un examen, sin profesores vigilantes. Un dron es el que se encarga de pillar a los más tramposos.
Pronto diremos adiós a los palos de selfie, porque la nueva moda es usar drones. Por ejemplo, para grabar vídeos cuando no tengamos a nadie cerca. Da igual donde estemos. En un acantilado, o en la montaña.
Y atención al último invento de Facebook: su nombre es Aquila y funciona con energía solar. Una especie de Internet portátil capaz de conectar a todas las personas en cualquier lugar del planeta.