¿QUIÉN NO HA TENIDO ALGUNA VEZ VERGÜENZA?
Hablar en público es una de esas cosas que resulta difícil a muchas personas. Tener que hacer frente a un auditorio es algo que requiere de cierta habilidad.
Uno no nace preparado para enfrentarse a un gran público y, al principio, es normal tener dudas y estar nervioso. Pero para muchas personas, esta propuesta supone romper con una barrera infranqueable a nivel personal, capaz de causar temores y síntomas desagradables, creando una crisis de desconfianza hacia uno mismo pudiendo llegar a causar pánico.
La gente se apunta a cursos o contrata profesionales para poder adquirir esta habilidad, pero ya no es necesario. Ahora, unas gafas de realidad virtual nos pone frente a un público real, grabado con actores y una visualización de 360 grados, capaz de analizar nuestro discurso.