Televisión

¿Cómo será la televisión del futuro?

La televisión situada frente al sofá del salón sigue gobernando nuestras horas de ocio frente al resto de pantallas. Sin embargo, lo que sí ha cambiado y seguirá cambiando será lo que consumamos a través de esa pantalla que antes tenía la hegemonía plena de la televisión tradicional: la conocida como emisión lineal de toda la vida.

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¿Cómo será la televisión del futuro?

La televisión situada frente al sofá del salón sigue gobernando nuestras horas de ocio frente al resto de pantallas. Sin embargo, lo que sí ha cambiado y seguirá cambiando será lo que consumamos a través de esa pantalla que antes tenía la hegemonía plena de la televisión tradicional: la conocida como emisión lineal de toda la vida.

La COVID-19 ha impulsado el cambio de lo que hacemos ante el televisor. Según el último estudio de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, 3 de cada 4 internatuas están suscritos a alguna plataforma de vídeo (Netflix, Amazon, HBO, etc.), uno de cada tres utiliza la televisión para conectarse a Internet y usa más programas o aplicaciones que antes del confinamiento.

Netflix es el rey, por ahora, entre los servicios de vídeo en streaming aunque nunca nadie imaginó el éxito que tendrían otras plataformas como Disney +, que en poco más de un año ha conseguido más de 100 millones de suscriptores. A la larga lista de plataformas de vídeo se sumarán en breve HBO Max y Paramount + en España. ¿Hay hueco para todas?

De la contraprogramación a la superprogramación

Las cadenas de televisión tradicionales antes se “contraprogramaban” en su emisión lineal pero esa estrategia debe evolucionar y, de hecho, la nueva Ley de Comunicación Audiovisual permitirá posiblemente que las cadenas no tengan que avisar con días de antelación sobre el horario de emisión. Elena Neira, profesora de Comunicación, asegura que hemos pasado de la “contraprogramación” de contenidos a una “superprogramación” donde cada plataforma ofrece programas tan variados y numerosos que es imposible verlos todos. Es la estrategia para conseguir nuevos suscriptores y mantener a los que ya tienen.

La evolución de los mandos de la tele

Tanto las plataformas de vídeo como la televisión tradicional comparten algo relevante. El usuario busca un contenido para convertirse en un receptor pasivo durante la duración del programa. Owen ya advirtió en el año 2000 en The Internet Challenge of Television que el telespectador de vídeo en internet no busca interactividad porque es placentero ser un simple receptor pasivo, lo que traducido significa el lujo de ver la tele tumbados en el sofá.

Lo que sí está cambiando es la forma de buscar esos nuevos contenidos. El primer mando a distancia sin cables surgió en 1955 y se llamaba Flash-matic.

Actualmente, los mandos han evolucionado en diseño pero ahora en lugar de números también nos encontramos con los logotipos de las plataformas de streaming. La evolución lógica y natural en la relación entre el espectador y la televisión es posible que se encuentre en los teléfonos inteligentes o en la voz, aunque por el momento nos resulta más cómodo recurrir al mando con teclas físicas hasta que se mejoren esas alternativas.

Mando a distancia multimedia de la PlayStation 5 | The Conversation

Mientras tanto, las plataformas de televisión de pago tradicionales también integran todo el catálogo de las apps contratadas en el dispositivo que tienen los usuarios en casa para unificar en un lugar toda la oferta.

La televisión tradicional lineal convivirá con los nuevos videoclubs online y seguirá existiendo no solo para mostrarnos eventos o programas en directo. Hay espacio para todos. Y me remito a los 17,1 millones de espectadores que se sentaron delante de sus pantallas a la misma hora para ver en la CBS la entrevista grabada de Oprah Winfrey a Meghan Markle y el Príncipe Harry. Eso demuestra que la televisión lineal sigue teniendo poder de convocatoria.

Un artículo original de Jorge Gallardo-Camacho, Director del Grado en Comunicación de la Universidad Camilo José Cela, para The Conversation.

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