Coche volador AirCar
El AirCar despegó desde el aeropuerto de Nitra, en Eslovaquia, y casi 35 minutos después aterrizó en el de Bratislava. De esta manera, el coche volador completó su primer viaje interurbano.
El coche volador AirCar ha conseguido completar de manera exitosa su primer vuelo interurbano. Despegó desde el aeropuerto de Nitra, en Eslovaquia, y casi 35 minutos después aterrizó en el de Bratislava, la capital del país.
Este es otro gran logro del que es hasta el momento el coche volador más real que existe en el planeta. El AirCar es un híbrido entre coche y avión capaz de funcionar por carretera y por el aire.
En el trayecto entre los dos aeropuertos el vehículo ha sido capaz de volar a 2.500 metros de altura y de alcanza velocidades de 190 kilómetros por hora.
Se convierte de coche a avión en tres minutos
El AirCar es una maravilla de la tecnología reciente diseñada y creada por el profesor Stefan Klein, quien lo ha llevado a cabo a través de su compañía Klein Vision. Este híbrido entre coche y avión hace realidad el eterno sueño peliculero de tener un coche volador. Para llegar a este punto, el profesor Klein ha destinado muchas horas e intentos para lograrlo, como fue con el AeroMobil.
Cuando está en la tierra, presenta la apariencia de un vehículo deportivo con un gran alerón trasero, pero cuando se pulsa tan sólo un botón se transforma y se despliegan las alas que se se guardan en su interior, el alerón se desplaza hacia atrás para ser más largo y se convierte en avión en menos de tres minutos.
El interior cuenta con un motor de la marca BMW con una potencia de 160 CV y también lleva un paracaídas para que sea utilizado en caso de emergencia.
Versión en pruebas
Por ahora, todos los éxitos se han realizado con la versión de prueba del AirCar, pero los éxitos conseguidos hacen plantear a la compañía la necesidad de comenzar cuanto antes la fabricación de una versión comercial.
A esta nueva industria que comienza a surgir con el AirCar se le augura un futuro muy prometedor. Los analistas calculan que se convierta en un mercado de 1.500 billones de euros para 2040, es decir, dentro de tan sólo 20 años.