UN TUIT FALSÓ HIZO SALTAR LAS ALARMAS EN WALL STREET
En una abarrotada sala de prensa de la Casa Blanca, la primera pregunta ayer fue para su portavoz. Los periodistas le pidieron que confirmara o desmintiera si el presidente estaba herido. El portavoz aseguró que Barack Obama estaba bien y que acababa de estar con él. La pregunta venía motivada por un falso tuit. Y es que un fallo o una mentita pueden alterar la agenda pública en unos segundos.
El sabotaje de una agencia de noticias en Internet multiplicó la mentira: el mensaje que alertaba de un atentado en la Casa Blanca, fue enviado a dos millones de seguidores de todo el mundo. La confusión duró lo suficiente como para que la Bolsa se desplomara.
Un grupo del Ejército electrónico sirio reivindicó el hackeo. Desde su web y las redes sociales boicotean páginas. Son piratas informáticos que buscan sembrar la duda a todos los niveles. Otros ya lo han hecho en España con las webs de partidos políticos, organismos oficiales o clubes deportivos.
En Internet adueñarse de sistemas y robar contraseñas es demasiado fácil. Cuando atacan, su objetivo no sólo es difundir información falsa. El año pasado, por ejemplo, un hacker de Rumanía se hizo con los datos de las tarjetas de crédito de más de 44.000 clientes.