Volcán La Palma
Tras casi un mes de erupción, la actividad volcánica del Cumbre Vieja está sacando de las entraña de la tierra rocas y materiales de más de 2 millones de años de antigüedad, anteriores a la isla de La Palma.
Cuando casi se cumple un mes desde la erupción del Cumbre Vieja en La Palma, las fuerza destructora del volcán continúa avanzando sembrando el caos y el drama social alrededor. Ayer por la tarde otros 300 vecinos, cuya casas se encuentran en el pueblo de La Laguna, tuvieron que ser desalojados. Y por la noche se desbordó la colada principal del volcán de La Palma.
Un volcán en plena fase madura al que se no le adivina un final en el corto o medio plazo y que ya ha comenzado a expulsar rocas y materiales de dos millones de años de antigüedad, es decir, anteriores a la formación de la isla de La Palma.
Las coladas de lava que fluyen desde el cono del volcán de La Palma han obligado a continuar con las evacuaciones, que desde el martes afectan a unas 1.200 personas según los datos censales, pero el avance del magma parece que se ralentiza después de haberse tragado un supermercado y atravesado un campo de fútbol.
El barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, ha quedado desierto al completo tras los desalojos del miércoles por la noche y del jueves por la mañana, ante la presencia de dos frentes de la colada norte que se están ralentizando precisamente por la viscosidad creciente derivada del material procedente de edificaciones que va destruyendo.
Continúa la actividad sísmica
Y bajo tierra, a profundidades de más de diez kilómetros, se mantiene la sismicidad, que ha aumentado en intensidad hasta alcanzarse el máximo registrado en esta crisis volcánica, 4,5 de magnitud, un terremoto sentido en toda la isla a pesar de que estaba localizado a 37 kilómetros de la superficie.
La señal del tremor volcánico mantiene una amplitud media, y la deformación sigue estable excepto en la estación más cercana a los centros eruptivos.
En esa estación se ha medido una deformación en el terreno de cinco centímetros tras lo cual se ha dado aviso a los equipos de emergencia y científicos que trabajan sobre el terreno para que estén atentos.
La lava, que ha arrasado un millar de edificaciones, ocupa 675 hectáreas y la anchura máxima de las coladas es de 1.770 metros.