Sucesos
Un nuevo altercado deja dos detenido en el número 41 de la Avenida de Oza de la ciudad gallega. El 31 de enero, una comisión judicial realizará el desalojo
En el barrio de A Gaiteira ya están acostumbrados a los continuos problemas que genera el número 41 de la Avenida de Oza. Es un edificio de cinco plantas donde, actualmente, viven una señora y varios okupas.
El sábado se producía un incendio en el segundo piso, el lunes desalojaban el quinto y el primero está vacío. La basura se acumula en el portal y toda esta situación parece tener un fin: el 31 de enero.
Lo primero que se ve de este edificio es la Casa Saqués en el bajo. Un restaurante de comida casera de 1947, que su dueño, Tonecho Saqués, cerró “el 31 de agosto porque era imposible seguir abierto”. “Los clientes ya no querían entrar por todo lo que había encima, las pérdidas ascienden a unos 8.000€”, lamenta Tonecho.
El portal del edificio está al lado de la entrada del establecimiento. Tiene el cristal roto, “ahora se encuentra atrancada y hace un rato estaba abierta”, comenta un cartero que intenta dejar la correspondencia en el interior y no puede acceder.
Alguna de esas cartas solo pueden ser para la señora que vive en el tercero. Nadie se explica cómo puede seguir alquilada en esa casa. “El edificio tiene varios conflictos: droga, okupas…”, relata Paulo Sexto, presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de A Gaiteira.
Vivir en el infierno
Hace unos días ha hablado con ella y dice que “se encuentra bien”, ella trata de hacer vida normal, aunque es consciente del infierno en el que vive. Hace unos meses le robaban todo, desde un televisor hasta un aparato para medir la tensión.
En la lavandería que está al lado del edificio, María, su gerente, nos comenta que “no tenemos problemas en cuanto al trabajo, pero ver pasar a toxicómanos… no es agradable, y menos cuando está mi hijo por aquí”.
De hecho, ayer se vivía un nuevo altercado en el que intervenía la Policía Nacional y detenía a dos okupas por tenencia de plantas de marihuana en el quinto piso, que estaban intentando tapiar unos operarios. Les amenazaron con cuchillos por hacer su trabajo y tuvieron que llamar a la Policía Local.
Ahora mismo, en el edificio solo viven la señora del 3º y okupas en el 4º, nadie sabe cuántos exactamente. El primero está vacío, el segundo piso ardió el sábado y el quinto lo desalojaron el lunes. Y todo podría terminar ya el martes 31 de enero.
Ese día, el propietario y una comisión judicial se presentarán en el inmueble para desalojarlo por completo y que la pesadilla en Oza acabe de una vez.