TRAS EL CRIMEN DE LAURA LUELMO
Vecinos de Cortegana, localidad natal de Bernardo Montoya, ya pidieron en el 2015 ante la Guardia Civil y el Ayuntamiento su expulsión del pueblo dado su amplio historial delictivo.
Bernardo tiene la puerta de su casa cerrada o al menos es el mensaje que mandan desde su entorno. La familia no quiere que Cortegana se vuelva contra ellos ni que les culpabilicen por el crimen de Laura Luelmo.
La vida de los Montoya ha cambiado radicalmente tras el asesinato. Luciano, que se encontraba con un permiso penitenciario, es el objetivo de las cámaras en su reingreso a prisión y él también ha pedido perdón.
En el pueblo hay quienes piden que se vaya toda la familia a otro lugar. Temen que Luciano o Bernardo puedan volver allí en permisos o cuando cumplan condena. Pero el sentir mayoritario es de rechazo únicamente a los delincuentes, no a sus familias.