Buena noticia
Hace dos días, Víctor José dejó de respirar. De camino al hospital, en medio de la carretera, su madre, entre el miedo y la desesperación, paró a un coche de la guardia civil. La pareja de agentes consiguió devolverle las constantes vitales al pequeño, que ahora permanece ingresado en en la unidad de neonatos del hospital de Ourense.
Hace 14 días, Yenifer Gutiérrez aumentó su familia. El dos de agosto nacía en Ourense Víctor José, su segundo hijo. Once días después, Yenifer sumó dos nuevos miembros a la familia. Se trata de José Antonio Carnero e Isaac Lamela. "Ellos ya son como unos padres para mí. Nunca olvidaré lo que hicieron por nosotros", dice emocionada.
La toma nocturna de este martes se complicó. "El niño se atragantó mientras mamaba, empezó a dar arcadas y yo lo volteé y le di unos golpes en la espalda, pero enseguida me di cuenta de que no respiraba, así que bajé con mis tíos al coche para ir al hospital, pero en medio del trayecto vi que no se movía, estaba azulado, y me asusté mucho", recuerda todavía angustiada. En ese momento, pasaba el coche que patrullaban José Antonio e Isaac. Yenifer no lo dudó: "paré el coche y les entregué a mi pequeño porque sabía que ellos podrían hacer algo más por el". Y así fue. "Paramos ante los gritos de auxilio de Yenifer y nos encontramos con una escena que no querríamos haber tenido que encontrar", explica José Antonio.
"Estaba azulado y no respiraba"
"A mí me entregó un cuerpo inerte, estaba azulado y no respiraba. En ese momento, conseguimos templar los nervios y le realicé la maniobra de Heimlich al bebé. Al ver que no respondía, le practiqué una RCP, tal y como nos enseñaron en el cuerpo hace años, y mi compañero se ocupó de la seguridad vial, porque estábamos en medio de la calzada, y de trasladarnos al hospital rápidamente. Fue un trabajo en equipo, así funciona nuestro binomio".
José Antonio lleva casi 30 años en el cuerpo de la guardia civil y a pesar de su larga trayectoria, asegura que nunca se había visto en una situación así: "lo que hice yo, lo habría hecho cualquier compañero", subraya. Pero fue él. Y de eso fue consciente al día siguiente, cuando la emoción le pudo.
"Cuando ya había pasado el susto, me di cuenta de lo importante que fue nuestra reacción y ayuda para esa madre y ese pequeño. Salió el lado humano y me derrumbé", nos cuenta entre lágrimas porque, dice, "cuando estás en tráfico, siempre sueles llegar tarde… hemos visto de todo, accidentes terribles en los que nada podíamos hacer, y de repente, salvar la vida a un recién nacido es como la recompensa a toda una vida dedicada a esto".
Yenifer no tiene palabras de agradecimiento para esta pareja de ángeles de la guarda que encontró en el momento preciso. También elogia la labor de los sanitarios que les atendieron, y continúan haciéndolo, en el CHUOU. De hecho, ayer, en la unidad de urgencias pediátricas le ofrecieron una formación de RCP y maniobras contra atragantamientos para que sepa actuar en caso de que la situación se repita.
"Es algo muy útil que todos deberíamos aprender porque podemos salvar una vida, no solo de un bebé, también de adultos", explica María Fernàndez, enfermera de neonatos.
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