Opinión
El proceso de vacunación es de los mejores del mundo, pero por algún motivo, en lo que se refiere a los precios nos cuesta un poco más llegar a tiempo
Una de las pocas buenas noticias de estos días es la decisión del Gobierno y de las comunidades autónomas de fijar un precio máximo para los test de antígenos.
Ahora costarán menos de tres euros. Esto va a suponer un importante ahorro para todos, ante la evidencia de que, el que más y el que menos, tiene que hacerse pruebas, debido al rápido incremento de los contagios.
Se ha vuelto a llegar tarde
La mala noticia dentro de la buena noticia es que ese precio más bajo para los test pudo, y debió, haberse fijado mucho antes, como ya lo habían hecho otros países europeos.
Cuando más demanda hubo en el mes de diciembre, debido a las fiestas navideñas. Y las autoridades han esperado hasta una semana después del día de Reyes para forzar una bajada del precio.
Se ha vuelto a llegar tarde. Como ya se llegó tarde a forzar una rebaja en el precio de las mascarillas, cuando en media Europa eran ya mucho más baratas que aquí.
Es difícil acertar siempre con las medidas más adecuadas, cuando se trata de una situación como la pandemia. En España, por ejemplo, el proceso de vacunación ha sido, y es, de los mejores del mundo. Pero, por algún motivo, en lo que se refiere a los precios, nos cuesta un poco más llegar a tiempo.