Trenes Galicia
Los usuarios del AVE entre Galicia y Madrid experimentan una frustración diaria debido a los constantes retrasos en el servicio. Con un porcentaje de demoras que supera el 80% en algunas rutas, esta situación afecta también a la media distancia, a los planes de viaje y a la rutina diaria de quienes dependen del tren.
Estación de Ourense, tres de la tarde. Escuchamos preguntar en alto a un usuario: "¿Cuánto tiempo llevamos de retraso?". Se dirige a sus amigos, un numeroso grupo de viajeros de Alicante. "Pues más de una hora... igual aquí en Galicia van por el horario canario", responde otro y todos ríen.
Nos lo explican todo enseñándonos sus billetes. "Fijaos, ahora son las tres de la tarde y estamos todavía en Ourense, pues a las tres y cuarto deberíamos estar ya en Pontevedra. Y aquí seguimos. Esperando. Nos avisan por megafonía, pero nadie nos explica nada".
"Estamos hasta las narices. Es una escena diaria", nos reconoce otra usuaria visiblemente enfadada. "Yo trabajo en Santiago y cojo el tren desde Ourense todos los días, y siempre hay retrasos". Y añade, "el peor día es el miércoles, deberíamos salir a las 10:55 y muchas veces salimos a las 12:30. Casi siempre es por culpa del tren que viene de Madrid, que es el que acumula todos los retrasos".
Comprobamos que las demoras se producen principalmente en los trayectos entre Galicia y Madrid, pero que los problemas de la Alta Velocidad repercuten diariamente en la media distancia. "No sé si nos lo hacen solo a los gallegos para fastidiar", señala una usuaria con resignación.
A estos retrasos se suma, según los pasajeros, la falta de información. “Nos meten en el tren y pasamos una hora sentados sin que nadie nos diga nada. Todo silencio", lamenta una viajera. Otro matiza: "A mí solo me pusieron que había retraso en el panel, nada más. No me dieron ninguna explicación, y no me parece bien, es un desastre".
Esta falta de comunicación genera una sensación de incertidumbre entre los pasajeros, nos traslada otro viajero: "Y se te dicen algo, te lo dicen con cuentagotas, ahora diez minutos más, después, diez minutos más".
Y las demoras tienen consecuencias prácticas, afecta gravemente a quienes necesitan llegar a sus destinos a tiempo, ya sea por trabajo o compromisos personales. "Si un tren se retrasa, pierdes el transbordo o también el autobús", advierte un pasajero que se ha enfrentado varias veces a esta situación.
Lo que se esperaba un avance para la movilidad gallega se ha convertido en un fiasco para muchos usuarios. El contraste entre la expectativa y la realidad es significativo y la alta velocidad se ha visto reemplazada, en la práctica, por una alta espera.
Consciente de la gravedad de la situación, el gobierno autonómico ha comenzado a tomar nota de las quejas de los usuarios y han instado al Gobierno a implementar soluciones efectivas. Sin embargo, muchos pasajeros se preguntan si estas solicitudes tendrán un impacto real. "¿Y servirá de algo?", cuestiona un viajero con incertidumbre.
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