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En España sólo se encuentra el 1% de los coches que hay en Europa a pesar de las ayudas para comprarlos y de las ventajas que tienen en las ciudades sobre los vehículos con motor de combustión.
Sin embargo, su autonomía es todavía reducida y los puntos de recarga escasos ya que en nuestro país existen la mitad de los que hay instalados en países de nuestro entorno, como Francia.
Para comprobar los pros y contras, un equipo de Antena 3 Noticias ha viajado de Madrid a Lerma, es decir, un trayecto de 188 kilómetros para un coche que tiene 300 de autonomía. Sin embargo, el mayor problema es que el viaje es en subida, sobre todo el Puerto de Somosierra, lo que provoca que se gaste más batería y obligue a parar para recargar.
Para este viaje, se escoge un cargador rápido, que permite que en media hora se tenga la batería llena pero hay que conducir midiendo la velocidad para que no se vuelva a acabar. Así, al final se ha tardado tres horas en recorrer estos kilómetros, una hora más que un coche de combustión.
Para volver hay que cargar en un punto de recarga más lento que tarda tres horas, pero en el trayecto hay menos subidas y se tardan dos horas y media, tan solo media hora más que con uno convencional. Sin embargo, en total, contando todas las recargas, se han recorrido menos de 400 kilómetros en cerca de nueve horas.
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