El castillo era de segunda mano
El hombre que vendió el castillo hinchable a los dueños del restaurante de Caldes de Malavella (Girona) donde murió una niña de seis años el 7 de mayo ha asegurado en su declaración como testigo ante el juzgado que alertó a los compradores de que no debía usarse si hacía viento. Según han explicado fuentes judiciales, en el momento en que les vendió la atracción también les explicó que debían de poner todos los anclajes; sin embargo, sólo tenía cerrados dos de los mismos cuando salió volando.
El castillo era de segunda mano y se había usado anteriormente en varias ferias, según ha explicado el vendedor ante el juzgado. Este vendedor ha sido uno de los cuatro testigos que han comparecido este martes ante el Juzgado de Instrucción 2 de Santa Coloma de Farners (Girona), donde también han declarado una trabajadora del restaurante y dos padres que estaban en el local cuando ocurrieron los hechos -ninguno de ellos padre de los seis niños heridos-.
Los dueños del restaurante están siendo investigados por un presunto delito de homicidio imprudente y, según explicó en su día el alcalde de Caldes, Salvador Balliu, el hinchable no tenía permiso municipal y por esto la Dirección General de Administración de Seguridad de la Generalitat abrió un expediente informativo tras el accidente.