Okupas
Cientos de vecinos de la localidad vizcaína han esquivado el cerco policial y han intentado acceder a la vivienda para desalojar a los okupas que hace tres semanas se establecieron en la casa de un hombre de 85 años mientras se recuperaba de una operación en casa de su hija.
Varios cientos de vecinos de Trapagaran se han manifestado este jueves por la tarde en la plaza del ayuntamiento de la localidad vizcaína contra la okupación que sufre desde hace tres semanas la casa de un vecino de 85 años.
La concentración ha comenzado a las 19 horas y estaba previsto que terminara a bastante distancia del edificio okupado, pero los vecinos han logrado romper el cerco policial y aproximarse a sus inmediaciones a través de caminos secundarios. Una vez allí, han comenzado a tirar piedras y todo tipo de objetos sobre el edificio para presionar a los okupas a que lo abandonen.
El alcalde de la localidad, Xabier Cuéllar, había pedido "cabeza fría" y "sentido común" a los vecinos para evitar conflictos mayores, en declaraciones recogidas por 'Tele7'.
La Ertzaintza ha logrado evitar el encuentro directo entre okupas y vecinos, pero la tensión va in crescendo y no se vislumbra un final inmediato.
Tres semanas de okupación
Todo comenzó el pasado 27 de junio, cuando Jesús, el propietario de la vivienda, sufrió la okupación de su vivienda mientras se encontraba recuperándose de dos operaciones de rodilla en casa de su hija. Aquel día, su familia recibió un aviso de la empresa de alarmas alertando de la presencia de un intruso en el domicilio. El día siguiente, los vecinos de Jesús confirmaron la presencia del okupa.
En el programa 'Espejo público', de esta casa, logró hablar con uno de los okupas, que rechazó de plano abandonar el inmueble y dijo ser una víctima más. "A nosotros también nos han estafado con un contrato de alquiler falso", afirmó y reconoció que esperarán a la resolución del juez antes de tomar una decisión.
Por su parte, Inma Sánchez, hija de Jesús, ha afirmado sentirse "impotente" y ha denunciado que los okupas se reúnen con más de 20 personas y molestan al vecindario hasta altas horas de la madrugada.