Narcopisos
Los problemas comenzaron hace años pero últimamente el trasiego de toxicómanos es constante.
Avenida de Oza número 114. Es el edificio de la inseguridad, el epicentro de los problemas del barrio y el motivo de las protestas de los vecinos. En el sexto derecha vive un hombre que consume y vende droga, sostienen los vecinos.
"A todas horas hay drogadictos por aquí y siempre hay algún problema", comenta María Dolores, una de las vecinas afectadas. Las peleas son constantes y la falta de sueño empieza a pasar factura a los vecinos. Explican que van a trabajar sin dormir porque, sobre todo por la noche, los toxicómanos llaman al telefonillo una y otra vez, y aporrean la puerta del narcopiso.
Algunos vecinos, como Álvaro, han optado buscar otro lugar donde dormir. "A veces, cuando estoy con mi hija pequeña, me voy a casa de mis padres para que pueda dormir. Aquí es imposible", explica.
A esto se le suma el miedo de los mayores pero también de los más jóvenes. El hijo de Consuelo, otra mujer afectada, tiene temor a salir solo de casa por lo que pueda encontrar en el portal. Al parecer es ya habitual encontrar a grupos de toxicómanos en las escaleras e, incluso, consumiendo droga en las zonas comunes.
El propietario del inmueble pasó un tiempo en la cárcel y entonces los vecinos descansaron, pero a su salida todo a ido a peor. Por ello han vuelto a protestar, una vez más, y piden una mayor presencia policial en la zona. Además, aseguran que no es el único narcopiso de la zona. Quieren que el 114 de la avenida de Oza vuelva a ser el lugar que fue, un edificio más.