Cigarrillo electrónico
La industria tabacalera ha visto en estos dispositivos una puerta de entrada para captar nuevos clientes.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, en nuestro país se registran más de 52.000 muertes al año como consecuencia del consumo de tabaco. En España, alrededor del 23% de la población mayor de 15 años es fumadora. El 2,4% fuma de manera ocasional y un 22% se declara exfumador. Menos de la mitad de la población nunca ha fumado.
Por otro lado, los hombres son quienes más consumen tabaco a diario, siendo el grupo de 25 a 34 años el que presenta el mayor porcentaje. En el caso de las mujeres, el grupo con más fumadoras diarias corresponde a las de entre 45 y 54 años. Un dato preocupante es que casi la mitad de los adolescentes de entre 14 y 18 años ha probado los cigarrillos electrónicos al menos una vez.
Aunque muchos consideran el vapeo una alternativa más segura al tabaco convencional, diversos estudios han demostrado que estos dispositivos también presentan riesgos significativos. Inhalar este tipo de dispositivos duplica el riesgo de depresión en los jóvenes y se ha relacionado con problemas de salud mental, como el estrés y el bajo bienestar general. Además, aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Los principales motivos por los que los jóvenes consumen vapeadores son la variedad de sabores, la posibilidad de usarlos en cualquier momento y lugar, y el fácil acceso a su compra.
El neumólogo Dani Venez advierte que el uso de cigarrillos electrónicos puede llevar a consumir hasta seis veces más nicotina de la que se obtendría con el tabaco tradicional.
El marketing y la publicidad han jugado un papel crucial en la popularización del vapeo, convirtiéndolo en una nueva puerta de entrada al tabaquismo. Las empresas que venden cigarrillos electrónicos han aprovechado las redes sociales utilizando estrategias que asocian el vapeo con estilos de vida atractivos, eventos sociales y una imagen de modernidad. A pesar de los esfuerzos por regular esta promoción, la naturaleza global y viral de las redes sociales ha hecho difícil controlar la exposición a estos contenidos.
Colores llamativos, envases modernos y tecnología innovadora han contribuido a la normalización del vapeo, dándole una apariencia tecnológica y aparentemente menos nociva que el tabaco convencional. Esta percepción ha llevado a muchos expertos a exigir medidas más estrictas para regular y prevenir el uso de estos dispositivos.
David Planas, técnico de prevención y promoción de la salud en la Asociación Española Contra el Cáncer, recomienda ser conscientes de cómo se transmiten los mensajes y no dejarse llevar por toda la información que las empresas intentan vender.
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