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Verano con los padres y los suegros

Vacaciones con los padres, guía para sobrevivir y disfrutar

En verano muchas parejas acaban conviviendo, durante periodos más o menos largos, con los padres (los propios o los de su pareja). Si tenéis hijos en común, es una oportunidad maravillosa para que los nietos y los abuelos disfruten de su mutua compañía. Pero, a la vez, puede ser una fuente de conflictos entre los adultos, que es posible evitar fijando unas mínimas reglas de convivencia.

Vacaciones con los padres, guía para sobrevivir y disfrutarPixabay

Hay quien habla del SVS 'síndrome vacacional con suegra'. Más allá del tópico sobre la suegra, que ha llegado a dar nombre a ese síndrome, ahora que comenzamos el gran periodo de vacaciones del año, comparto con vosotros, queridos lectores, unas pautas sobre cómo afrontar la estrecha relación con nuestros padres o los de nuestra pareja, a la que a menudo nos vemos obligados en éste, a priori, relajante tiempo de descanso.

¿Causan los suegros las fricciones en las parejas?

¿Estamos preparados para esa convivencia? No siempre. ¿Es recomendable planificar el verano meticulosamente con la pareja para que no surja la temida crisis? Por supuesto, sobre todo si tenemos en cuenta que esa aplastante y casi unánime sensación de obligación de convivencia es una variable muy determinante como desencadenante de futuras crisis sentimentales en la pareja.

¿Son los suegros, la familia política en toda su extensión e incluso nuestros propios padres, los causantes reales de las fricciones en las parejas? No, es más bien la forma de enfocar la relación con ellos la verdadera causa de esos posibles desencuentros. Cuando nos enamoramos de nuestra pareja, ambos procedemos de grupos familiares muy distintos, con sus costumbres a la hora de relacionarse e, incluso, con sus propios ritos. Al unirnos en pareja y formar nuestra propia familia, debemos negociar una nueva forma de relación entre la pareja, y con las familias de cada uno, para delimitar claramente el espacio de nuestro núcleo familiar.

Reglas para una buena convivencia estival con los abuelos

  • Los abuelos han de respetar a sus hijos en el rol de padres. De igual forma, los hijos no pueden pensar, erróneamente, que es obligación de los abuelos abandonar su vida para cuidar a sus nietos.
  • Si se va a casa de los padres, deben respetarse sus normas y su estilo de vida. Si no se está dispuesto a amoldarse, lo mejor será que la familia busque otro alojamiento. Cuando son los abuelos los que se acercan a casa de la familia de sus hijos en vacaciones, es importante que comprendan que las normas y las costumbres las marca la familia. Si las mismas no se conocen, es recomendable comentarlas en los primeros días con cariño y asertividad. No olvidéis que siempre debe primar la hospitalidad y el respeto entre los miembros del grupo, por supuesto también por parte de los niños.
  • Es muy importante acordar con la pareja qué se va a hacer en caso de una situación conflictiva, para sentirse mutuamente apoyados y protegidos. En un hipotético conflicto del cónyuge con nuestra familia de origen, no debe verse desplazado ni desprotegido.
  • La familia que forma uno cuando sale de la casa de los padres debe ser prioritaria en su escala de preferencias. Así, si los dos miembros se apoyan y consensuan su decisiones, serán un buen ejemplo para sus hijos y no existirá chantaje emocional por parte de los padres. Hay que comprender que a nuestra pareja le pueden caer mejor o peor nuestros padres, pero mientras les guarde el respeto oportuno no tiene porqué desarrollar por ellos el amor que nosotros sentimos. Ella o él nos eligió a nosotros, no al resto de nuestra familia de sangre.
  • Veranear con la familia ampliada no significa hacer todo juntos. Debemos tener nuestro rato de ocio solos, con la pareja o con los hijos, y en espacios diferentes. Eso es importante. Por supuesto, si hay personas mayores que hay que atender, nos tenemos que distribuir las tareas de cuidado, igual que hacemos con los niños.

Y un último consejo...

Un consejo, querido lector, si éste es tu modelo vacacional: Junto con tu ropa y enseres personales, no olvides meter también en la maleta unas buenas dosis de amabilidad, empatía, flexibilidad, disponibilidad, tolerancia, generosidad, positividad y… mucho sentido del humor. ¡¡Buen verano!!

Alicia López Losantos es psicóloga y socióloga

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