Verano con los padres y los suegros
En verano muchas parejas acaban conviviendo, durante periodos más o menos largos, con los padres (los propios o los de su pareja). Si tenéis hijos en común, es una oportunidad maravillosa para que los nietos y los abuelos disfruten de su mutua compañía. Pero, a la vez, puede ser una fuente de conflictos entre los adultos, que es posible evitar fijando unas mínimas reglas de convivencia.
Hay quien habla del SVS 'síndrome vacacional con suegra'. Más allá del tópico sobre la suegra, que ha llegado a dar nombre a ese síndrome, ahora que comenzamos el gran periodo de vacaciones del año, comparto con vosotros, queridos lectores, unas pautas sobre cómo afrontar la estrecha relación con nuestros padres o los de nuestra pareja, a la que a menudo nos vemos obligados en éste, a priori, relajante tiempo de descanso.
¿Causan los suegros las fricciones en las parejas?
¿Estamos preparados para esa convivencia? No siempre. ¿Es recomendable planificar el verano meticulosamente con la pareja para que no surja la temida crisis? Por supuesto, sobre todo si tenemos en cuenta que esa aplastante y casi unánime sensación de obligación de convivencia es una variable muy determinante como desencadenante de futuras crisis sentimentales en la pareja.
¿Son los suegros, la familia política en toda su extensión e incluso nuestros propios padres, los causantes reales de las fricciones en las parejas? No, es más bien la forma de enfocar la relación con ellos la verdadera causa de esos posibles desencuentros. Cuando nos enamoramos de nuestra pareja, ambos procedemos de grupos familiares muy distintos, con sus costumbres a la hora de relacionarse e, incluso, con sus propios ritos. Al unirnos en pareja y formar nuestra propia familia, debemos negociar una nueva forma de relación entre la pareja, y con las familias de cada uno, para delimitar claramente el espacio de nuestro núcleo familiar.
Reglas para una buena convivencia estival con los abuelos
Y un último consejo...
Un consejo, querido lector, si éste es tu modelo vacacional: Junto con tu ropa y enseres personales, no olvides meter también en la maleta unas buenas dosis de amabilidad, empatía, flexibilidad, disponibilidad, tolerancia, generosidad, positividad y… mucho sentido del humor. ¡¡Buen verano!!
Alicia López Losantos es psicóloga y socióloga