DESCENSO SÚBITO EN SIETE MINUTOS
Este sábado 33 personas tuvieron que ser hospitalizadas por el descenso repentino de un avión de Ryanair. La aeronave pasó de los 12.000 metros de altura a los 3.000 en apenas siete minutos y muchos pasajeros sufrieron dolores de cabeza, de oídos y fuertes nauseas.
Más de 100 personas vivían momentos de angustia mientras las azafatas intentaban agarrarse a los carritos y los niños lloraban.
Todo fue consecuencia de una pérdida de presión de la cabina, algo poco frecuente en los vuelos, dicen los pilotos.
Carlos Salas, decano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial, explica que este suceso está causado por "un fallo en la estructura del avión, en el software de la aeronave", lo que llevó al piloto a realizar un aterrizaje de emergencia en la ciudad alemana de Frankfurt.
Minerva Galván, una española que viajaba en el vuelo, explica que a mucha gente empezó a sangrarles los oídos, se marearon, les dolía la cabeza o les salía sangre de la nariz.
Más de 30 personas fueron hospitalizadas, pero para los expertos es importante la atención psicológica.
Raquel Huéscar, psicóloga general sanitaria pide que "se preste la misma atención que se presta a la seguridad física a la seguridad psicológica" porque posteriormente se puede "desarrollar un cuadro más específico de estrés postraumático en el que determinadas situaciones vividas pueden venir una y otra vez a la memoria".